Retos del maíz, elemento dador de vida
«Sin maíz, no hay país»

María Fernanda Uribe. Fotografía: Ricardo López| Gaceta Políticas
“El maíz significa un principio vital de la cosmovisión de la mayoría de los pueblos indígenas de nuestro país; sigue siendo un elemento dador de vida y un elemento fundamental de identidad”. Así lo mencionó la licenciada María Fernanda Uribe, al iniciar la conferencia, Los retos de la producción tradicional de café y maíz frente al sistema agroalimentario mundial.
Para nadie es desconocido que el maíz representa una parte importante de nuestra cultura en México, es centro de origen de una gran diversidad genética; es el cultivo agrícola que tiene mayor presencia en el país desde el punto económico, político, social, ambiental y cultural.
Se dice que el pariente que le dio origen al maíz fue el teosinte, mencionó la especialista, y añadió que la combinación de elementos junto con toda la diversidad cultural, étnica y biológica, han dado lugar a muchas especies domésticas con una gran importancia mundial, pues se considera que existen más de 60 razas de maíz que se han adaptado a las diferentes condiciones climáticas, ecológicas y de suelo.
Su capacidad de adaptación tiene que ver no sólo con las características físicas o biológicas de la planta, sino también con el trabajo y conocimiento humano, particularmente de las comunidades indígenas y campesinas que utilizan la rotación de cultivo, la mejora de semilla, el manejo de clima, abonos y fertilizantes orgánicos como forma de producción tradicional.
La ponente subrayó que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura reconoce que la milpa constituye un agrosistema de producción sustentable, y representa una alternativa para enfrentar el cambio climático, además de que, en términos alimentarios, resulta una alternativa para la pobreza alimentaria.
Sin embargo, la ponente alertó que la producción en nuestro país se enfrenta, desde mediados del siglo XX, a una política gubernamental que promueve el monocultivo y estrategias que mecanizan el proceso, para mejorar las variedades ya existentes, desarrollando productos agro químicos y fomentando el uso de fertilizantes para el control de plaga, lo cual provoca modificaciones en los ciclos ecológicos de producción, pérdida de fertilidad de la tierra y reducción de las propiedades nutricionales.
Uribe precisó que dicha producción enfrenta retos importantes ante al sistema agroalimentario mundial, como el desarrollo de una agricultura económicamente eficiente, socialmente responsable y ambientalmente sustentable; que garantice el abasto suficiente y oportuno de alimentación básica; investigación agroecológica que establezca un diálogo con los campesinos; conservación de formas tradicionales frente a la globalización neoliberal; impulsar otro tipo de relaciones entre producción y consumo, campo y ciudad; protección y producción de semillas nativas frente al Organismo de Genéticamente Modificado (OGM), y resolver la lista interminable de problemáticas que enfrenta actualmente el campo.
En el caso de la producción tradicional de café, frente al sistema agroalimentario mundial, la doctora Lourdes Alejandra Ruíz Morales, aseveró que América Latina es una de las regiones más desiguales del mundo, pero simultáneamente es una de las más importantes en la producción del grano, aun cuando los niveles de desarrollo, desigualdad, exclusión y pobreza, constituyen un problema en los medios rurales y urbanos.
Concluyó que el reto es generar un sistema de relaciones comerciales basado en la justicia, solidaridad y sustentabilidad, mediante la asociación comercial directa y de largo plazo entre pequeños productores y consumidores; mejorar las condiciones de vida y bienestar de los productores, comercializando a precio justo, evitando intermediarios, uso sustentable del medio ambiente, salario digno, calidad y responsabilidad en el producto y apoyo a comunidades sustentables.