La deuda de los medios en el 68

Seminario de Investigación sobre Comunicación e Información. Fotografía: Marco Salas| Gaceta Políticas
Ante un México que era constantemente que era constantemente reprimido surge el movimiento estudiantil de 1968: jóvenes preparatorianos y universitarios que cuestionaban la legitimidad del gobierno y de una prensa vendida; el movimiento representa una revolución de pensamiento y surgimiento de una cultura distinta. Así recordaron esta gesta los participantes en el Seminario de Investigación sobre Comunicación e Información, dirigido por la profesora Carola García.
En su participación, José Luis Camacho, periodista y profesor de la Facultad, relató su vivencia como reportero durante el surgimiento del movimiento y manifestó que las limitantes a las que estaban sujetos los reporteros, impedían el ejercicio del periodismo. Agregó que esto lo evoca “no para justificar, no para terminar con nuestra indignación, simplemente para entender, por qué la prensa se autocensuró. Una de la principales razones añadió fue la relación de dependencia económica y fiscal que mantenían los medios de comunicación con el Estado y gobierno, pues eran beneficiados con material para imprimir, especialmente el papel periódico, además de contar con la publicidad gubernamental y los apoyos fiscales; relación que aún permanece actualmente, pero que en el 68 era aún más cercana”.
Desde los balcones de Excelsior oía el grito: prensa vendida, engaños al pueblo, recordó el profesor Froylán López Narváez. Lo cierto es que nosotros, en ese momento, si bien no dimos la batalla, sí cumplimos con la ambición de un periodista que divulga hechos e informaciones, no obstante, la condición del México en 1968 era lamentable; coincidiendo mucho con la actual.
Contrario a los otros participantes, Humberto Musacchio, ensayista y periodista manifestó que ciertos medios, se autocensuraron para seguir manteniendo esa relación de dependencia con el gobierno y denunció los extremos de servilismo al que llegó la prensa en aquellos tiempos. En el día de la libertad de prensa del 69, el director del periódico El Heraldo, Javier Alarcón dijo: “Por muchos lados se nos ha cuestionado nuestra parcialidad y entreguismo, pero le ratifico a usted que hemos sido, somos y seremos diazordacistas agradecidos, leales y sinceros con usted; sin embargo mucho le agradecemos que si usted personalmente considera que nos hemos equivocado, por favor nos lo haga saber. Señor presidente, nos sentamos en cuarto oscuro y solamente usted puede darnos la luz que necesitamos y señalarnos el camino a seguir.” Estas son palabra que evidencian ese periodismo agachón y que se calla por interés y conveniencia, subrayó el ponente.
Leonardo Figueiras relató la experiencia de Rodolfo Rojas Zea el 2 de octubre de 1968, quién junto a la reportera italiana Oriana Fallaci, fueron baleados, golpeados, detenidos, amenazados y arriesgaron su vida sólo para conseguir la nota. El docente evocó que Rodolfo Zea declaró: “al día siguiente del hecho, en el Centro Médico, dónde me hospitalizaron, leí El Día y no encontré mi nota; habían publicado unos párrafos vergonzosos, con un titular que no olvidaré: ´La intemperancia de los estudiantes determinó la intervención del Ejercito´. Ahí murió El Día”.
Jorge Meléndez, periodista y catedrático de la Facultad, destacó que el movimiento del 68, fue una organización amplia, en dónde participaron varias universidades de los Estados y otros sectores de la población, mismos que no se vieron reflejados en la prensa. Finalizo diciendo que los estudiantes también jugaron un papel importante en la difusión y propagando del movimiento, realizando pintas a perros callejeros que eran correteados por policías, situación cómica e irónica.