La fotografía es denuncia

Jesús Villaseca | Fotografía: Diana Rojas | Gaceta Políticas
En su tercer día del Coloquio Fotografía y realidad social, organizado por el profesor Manuel Ortiz, del Centro de Estudios Sociológicos, participaron los fotoperiodistas Marco Antonio Cruz, de la revista Proceso; Jesús Villaseca, del periódico La Jornada, y la doctora Soledad Fernández Bouzo, de la Universidad Autónoma de Argentina.
Es a partir de la llegada de la fotografía a México que los medios de comunicación impresos no tardaron en integrar la imagen a sus publicaciones. Las primeras generaciones de fotoperiodistas retrataron la época de oro del gobierno de Porfirio Díaz, las magnas fiestas del bicentenario de la Independencia, en las que se echa la casa por la ventana y presenta a un México futurista y próspero. Es a través de la fotografía que se logra mostrar esta doble cara del gobierno y a un México de abandono, pobre y de insurrección, subrayó Cruz.
Luego de apuntar que durante sus inicios la fotografía en México tuvo grandes raíces, el reportero señaló que una imagen no sólo informa, sino también ha educado a generaciones. Indicó que el oficio ha tenido momentos importantes y complicados; por ejemplo, el gobierno de Luis Echeverría significó una época oscura en la que se quiso controlar todo; un momento en que el periodismo se volvió mercancía y la fotografía ilustración; sin embargo, el fotoperiodista tiene un compromiso social y ético, y por tanto debe realizar un trabajo digno para mostrar aquello que los medios deciden callar, dar voz a quienes no la tienen.
Jesús Villaseca aseguró que “la imagen se convierte en un documento histórico”, una forma de retratar y narrar el antes y el después de un hecho. Mostró una recopilación de instantáneas de la Cumbre de la Organización Mundial de Comercio, realizada en Cancún en 2003, donde se pretendía quitar el subsidio a la clase campesina del mundo, pues sólo ocho países lo mantendrían; foro en el que se suicidó el presidente de la Liga Campesina Coreana, Kyunghai Lee, de 56 años, a quién Jesús logró retratar antes, durante y después de su muerte, sesión que sería ganadora del Premio Nacional de Periodismo en aquel año.
Sobre el movimiento Atenco Rebelde, expresó que sus experiencias lo han convertido en una persona mucho más sensible a la tragedia. “Desde luego, yo no entiendo la fotografía sin que sea una denuncia”, precisó Villaseca.
Soledad Fernández coincidió en que la fotografía es un medio para visibilizar problemáticas y que ésta representa un compromiso social. Después de compartir que como socióloga se especializó en temáticas ambientales, particularmente en Buenos Aires, dijo que la fotografía también coadyuva al análisis de la estructuración del poder de un pequeño grupo de propietarios que se creen dueños de nuestra vida y son responsables de la muerte del planeta, pero tienen todos los medios de persuasión para ocultar esto. No obstante, agregó, nosotros debemos generar imágenes de resistencia desde nuestras universidades para combatir la construcción narrativa del poder.