“Somos la generación de la ruptura”: mujeres en el poder

Fotografía: Ernesto Díaz| Gaceta Políticas
“El poder de la mujer estará donde se logre el poder de las mujeres en su conjunto”, así comenzó Luz Galindo, quien moderó el encuentro, «Mujeres en diferentes espacios de poder en la Ciudad de México», en el que participaron destacadas académicas y funcionarias que tuvieron y tienen cargos públicos. Una mesa de mujeres en el poder.
Luchas y transformaciones conjuntas
“Ha sido y es una lucha histórica por el poder”, inició Clara Jusidman. Y continuó: “en la Ciudad de México sí ha habido avances importantes”. Recordó que, en tiempos del ingeniero Cárdenas, éramos tres mujeres. Con López Obrador más, y todavía más con Claudia Sheinbaum, quien cedió a mujeres puestos tradicionalmente ocupados por hombres. Sin embargo, advirtió, aunque conquistar espacios de poder es fundamental y merece celebrarse, esto no debe ser el fin, sino el medio, el medio para los efectos de transformación.
“Los hombres también son productos sociohistóricos”, recordó. Opinó que posiblemente se sientan desplazados y desposeídos por la cultura de la dominación en la que fueron y son inculcados; por lo tanto, recomendó que “se debe trabajar con los hombres para ayudarles a entender las transformaciones sociales”.
El cambio es reciente y el trabajo extenso
“Se nos olvida la dimensión histórica. Yo nací en el año en que la mujer consiguió el voto en México: 1953”, así lo expresó Gabriela Ramírez, directora de la Secretaría de las Mujeres de la CDMX. El cambio, consideró, es sumamente reciente. “Apenas estamos en los gobiernos de paridad”, ejemplificó para dimensionar.
Reconoció que la paridad se acepta en el discurso, pero no en la práctica, y enfatizó las posibles distorsiones del término: “el cuerpo de mujer no nos garantiza una conciencia en favor de los derechos, pero sí nos concede una experiencia distinta”. Así, con una perspectiva diferenciada, es como intentarán brindar a las mujeres de la Ciudad de México condiciones de vida favorables.
Sobre el tiempo y romper brechas
Es importante insistir en el presente como una construcción histórica, para bien o para mal. En el caso de la mujer, el proceso ha sido largo. “Nos enfocamos en el presente, pero nos olvidamos del pasado”, expresó Gabriela Williams. Y señaló a las pioneras históricas del cambio: Matilde Montoya, la primera médica en México en tiempos de Porfirio Díaz, a quien Google le dedicó un reconocimiento.
En la experiencia de Williams en organismos autónomos, rescató varias enseñanzas: la incipiente pero segura apertura de brechas, la importancia de la construcción de proyectos locales y su traslado a nivel nacional, y la necesaria “promoción de relaciones más justas y democráticas en el ámbito de poder”.
Chistes “inofensivos”: reflejo cultural incómodo
“En 1961, cuando se integró la primera mujer magistrada a la Suprema Corte de Justicia, se empezó a decir que ya no será Suprema Corte, sino Corte y Confección”, así lo recordó Martha Camarena, magistrada del Tribunal Electoral de la CDMX. Un chiste simple como ilustración de una realidad más profunda.
Sobre las sentencias y avances históricos que el Tribunal ha logrado, y siendo respetuosa del trabajo de sus compañeros magistrados, aseguró que sin la participación de las dos mujeres magistradas, no se hubieran dado así. “Las sentencias de paridad se lograron precisamente por la visión femenina, distinta”, sentenció Camarena.
Plataformas genéricas y vigencia resistente al cambio
Georgina Cárdenas se mostró confundida con la baja de mujeres en alcaldías en las últimas elecciones. Y, después de una intensa investigación, encontró un común denominador: plataformas electorales genéricas. Es decir, conseguir una candidatura siendo mujer no era el problema; la cuestión residía en cómo se construía el proyecto. No había una plataforma especial para cada situación, sino que era reciclada en todos los casos. Un reto para solucionar.
Finalmente, Cárdenas reconoció el trabajo de las pioneras que ofrecieron las bases teóricas para lo que hoy se estudia, pero dijo, con un tono de desilusión provocadora: “¿por qué las autoras del siglo pasado siguen teniendo vigencia en la actualidad?”.