Rostros de la academia
Por Juan Carlos Angulo Martínez

Dr. Edmundo Hernández-Vela. Foto: Azucena Ramírez
Con el objetivo de dar a conocer la otra faceta del docente y exponer lo que piensa sobre diversos temas, este 26 de enero el doctor Edmundo Hernández –Vela Salgado, Profesor Emérito de la UNAM, fue entrevistado por las maestras Valeria Olvera y Adriana Herrera, como parte de la actividad Rostros de la academia en Relaciones Internacionales.
Esta iniciativa forma parte del Seminario de Relaciones Internacionales, coordinado por la profesora Olvera, y en esta ocasión ambas moderadoras sostuvieron una charla de unas dos horas con el catedrático, fundador del Centro de Relaciones Internacionales (CRI), quien se refirió tanto a su primera como a su segunda carrera, la Medicina y las Ciencias Diplomáticas, la relación maestro-alumno, la importancia de prepararse y comprometerse con la profesión, así como acerca del respaldo que ha tenido de su familia.
El doctor Hernández-Vela es Médico Cirujano por la UNAM; egresó en 1963, se tituló con Mención Honorífica y empezó a dar clases; a la par se interesó por las Relaciones Internacionales, y en 1967 obtuvo su licenciatura en Ciencias Diplomáticas, también con honores. Al respecto, señaló que aunque a primera vista estas dos carreras parecen ser tan diferentes, existe un valor fundamental que las relaciona: el humanismo.

Mtra. Valeria Olvera. Foto: Azucena Ramírez
Durante la charla, el también fundador y director del Seminario de Relaciones Internacionales, recordó que desde pequeño, igual que sus hermanos menores, admiraba a su padre, quien era médico militar. Rememoró que desde entonces ellos ya sabían lo que estudiarían y no preguntaban, pero ya en la preparatoria él concibió que luego de ser médico cursaría la carrera de Ciencias Diplomáticas, pues observaba el papel tan relevante de los embajadores en el país. Al paso del tiempo alcanzó esta meta tal y como se lo propuso, ya que “no hay límites para los objetivos que uno se plantee”, subrayó.
Consideró que los médicos son y siguen siendo las personas más cultas, porque no sólo requieren conocer el organismo humano, sino ir más allá. En cuanto al internacionalista, apuntó que debe ser una persona íntegra, que tenga como característica el humanismo y el compromiso con la tarea que desarrolla.
Precisó que en la academia la relación alumno-profesor es fundamental: el docente debe saber enseñar, saber pedagogía, mostrar interés en el aprendizaje de los estudiantes, incluso por encima del contenido de la clase, a fin de coadyuvar a su formación integral; en tanto, los alumnos deben tener conciencia clara de lo que estudian, de la responsabilidad de servir con su profesión a la sociedad en los distintos campos de trabajo.
Comentó que hoy se insiste en que el cuerpo diplomático debe atraer inversiones al país, pero esto no es la base de la diplomacia, sino es lo que podemos aprender de otros pueblos y lograr intercambios en todos los aspectos. Indicó que hubo una época donde los embajadores eran destacados poetas, pero ahora se eligen hasta a ex gobernadores. Agregó que antes se decía que el servicio exterior era la coladera, porque ahí se iban los castigados; no obstante, es una pena que hoy también se premia a otros.

Imagen: Pixabay
En cuanto al tema de las armas nucleares, explicó que la Asamblea General de la ONU debe velar por el uso de la energía nuclear con fines pacíficos y no amenazar a los demás por utilizarlas. Puntualizó que en el diferendo generado por Estados Unidos, por intentar absorber a Ucrania en la OTAN, hay un mal entendido, ya que se culpa a Rusia de anexarse a Crimea, cuando ésta era parte de su territorio, y sólo se le entregó a Ucrania en 1967 para administrarla. Empero, debido a que éste es un punto estratégico en el Mar Negro, se debe estudiar con más conciencia.
El creador de la Enciclopedia de Relaciones Internacionales enfatizó que la familia es vital en el desarrollo profesional y personal, por lo que afirmó que es muy significativo contar con este apoyo. Respecto a cómo le gustaría que lo recordaran, el también investigador del CONACYT dijo: “me gustaría que me vieran y recuerden como soy, de acuerdo con lo que han sentido y recibido de mí, quisiera haber formado parte de su vida positivamente y contribuido de la mejor manera posible”.
Finalmente, aconsejó a que seamos auténticos; todos somos hijos, hermanos, universitarios de la UNAM, mexicanos; hay que mantener y alimentar nuestra identidad; todo mundo pertenece a una patria, a un terruño, a una familia y debe estar orgulloso de ello; hay que compartir los logros que tenemos y no aplastar a otros; es pertinente demostrar conciencia y el espíritu que cada uno posee, no para destruir, sino para construir; hay que aprovechar las oportunidades que la vida nos da para el bien nuestro y para el bien común, concluyó.