Revertir pautas alimentarias dañinas

Conversatorio Hábitos alimenticios y confinamiento mediatizado. Fotografía: Juan Carlos Gallo| Gaceta Políticas
El ciclo de conversatorios: Hábitos alimenticios y confinamiento mediatizado, organizado por el Seminario Interdisciplinario de Comunicación e Información de la UNAM, llegó a su cita final con la presencia de Alejandro Calvillo Unna, director de “El poder del consumidor”, y de Juan Martín Pérez García, titular de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), y psicólogo fundador de El Caracol A.C., así como la doctora Carola García Calderón, directora interina de nuestra Facultad, para comentar acerca del “aislamiento y consumo durante la pandemia”.
Calvillo ofreció un panorama sobre la alimentación que hemos llevado en el país durante esta cuarentena, misma que refleja las condiciones de desigualdad e injusticia en la sociedad.
Las condiciones de encierro y distanciamiento social han agudizado el problema de alto consumo de alimentos ultraprocesados, conocidos comúnmente como “comida chatarra”, llámense bebidas, cereales y pastelitos azucarados, botanas y otros productos altos en azúcar, grasas saturadas y sal.
Ante la ecuación, a mayor consumo de esta clase de productos, menor consumo de alimentos tradicionales, hay una caída constante en la ingesta de maíz y frijol en México, mientras la de panadería industrial y refrescos embotellados sigue en aumento.
Esto ha hecho que tengamos una población con crecientes problemas de sobrepeso, obesidad, hipertensión y diabetes, todas ellas causas de comorbilidad ante el contagio de la COVID-19, que aumentan el riesgo de que los síntomas sean de mayor riesgo, e incluso fatales.
Martín Pérez comentó que el confinamiento ha tenido un impacto importante en la salud de niñas, niños y adolescentes en el país, pues las problemáticas que ya teníamos antes se han agudizado por la reducción, en cantidad y calidad, de alimentos a los que tenemos acceso.
También puso en evidencia el ambiente obesogénico que vivimos en México, donde más de 4.6 millones de personas en hogares con infantes y adolescentes en casa, reportaron estar desempleadas desde que comenzó el aislamiento, lo que se ha traducido en una creciente incapacidad de adquirir comestibles de calidad. Precisó que la industria de alimentos ultraprocesados colocó muchas ofertas, convirtiéndose en una alternativa para que esta población desprotegida obtenga aportes calóricos de baja calidad, con la consecuente afectación a la salud de la población en general y en especial de la infancia de México.
Destacó, además, que en esta pandemia se han colocado las ganancias políticas y económicas por encima del interés superior de la niñez, y que existen tres factores de riesgo de su salud durante esta cuarentena: una alimentación no apropiada; el aislamiento, que provoca ansiedad por la falta de movimiento y que en muchos casos ha provocado mayor cantidad de episodios de violencia intrafamiliar y, en tercer lugar, la invisibilidad, el hecho de ser ignorados o no escuchados.
Para finalizar, la doctora García Calderón cuestionó las pautas alimentarias conformadas desde tempranas edades, asociadas con recompensas o premios, pues muchos de los dulces, golosinas, refrescos y botanas que se ubican como signos de comer por placer, fiesta, convivencia, diversión, lo agradable, el recreo, es una cultura que tenemos muy arraigada y que debemos aprender a revertir.