Reflexiones en torno a la Revolución
Con información de Montserrat Camacho

Revolución a 110 años de su inicio. Fotografía: Diana Doelly| Gaceta Políticas
En el ciclo de videoconferencias, Reflexiones en torno a la Revolución a 110 años de su inicio, la doctora Luz María Cruz Parcero, coordinadora del Centro de Estudios Políticos, explicó que este espacio se construyó para que los alumnos y público en general refuercen conocimientos acerca de tan importante periodo de la historia de México.
En la mesa 1, “Ecos del Porfiriato”, el doctor Bernardo Ibarrola Zamora, jefe de la División de Estudios Profesionales de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), abordó el tema del ejército federal y el punto de partida de la Revolución. Se enfocó en 1867, cuando dicha tropa se consolidó como la milicia del presidente Díaz y consiguió imponerse respecto a las demás agrupaciones militares, hasta su derrota en 1911.
El ejército federal, abundó el catedrático, se caracterizó por su trabajo de expansión, dejó de ser una amenaza y se convirtió en un instrumento gubernamental de control territorial; fue una expresión nítida del régimen porfirista; un ejército moderno con una ley orgánica flamante, un colegio funcional con la educación militar “más importante del país” y que cumplía con las aspiraciones de orden, progreso y modernización.
No obstante, siguió el docente, dicha hueste también estuvo macrocéfala, sus miembros tenían contrato laboral forzado, no se respetaban las garantías individuales, las mujeres eran ignoradas; su tarea era sólo ser un organismo útil para expandir el control; era una fuerza sobrevalorada, hasta que en 1910 Madero la colapsó, en lo que se considera no una derrota contra Díaz sino contra el porfiriato.
En su oportunidad, Claudia Morales Escobar, maestra en Historia de la FFyL, expuso el trabajo: “Una comisión científica como herramienta para la pacificación de la zona Yaqui”, centrado en las actividades de un grupo de ingenieros militares de Sonora en el siglo XIX, frente a un conflicto de “despojo de tierras armado, cruel y descarado durante el porfiriato”. En la última década de 1800, el gobierno federal señaló a los habitantes Yaqui como “un peligro para la nación, la esfinge de sangre que alejaba a las aves del progreso, (habitantes) del suelo fértil y recursos acuíferos avistados por salvajes que contradecían al capitalismo y eran una vergüenza para México”.
Tal hecho detonó que sutilmente se enviara una comisión científica para evaluar las tierras con el objetivo de dividirlas y desocupar a su población; un primer intento falló, sin embargo, las aportaciones de la comisión fueron importantes y se logró conjuntar una fuerza militar exploradora que registró datos cartográficos y sismológicos con reconocimiento mundial; consiguió delimitar y fraccionar a los pueblos y estos conocimientos se utilizaron para militarizar la zona, instaurándose una deportación indígena y de mujeres, catalogadas como peligrosas por engendrar yaquis. Ésta era la política de orden y progreso de Díaz, sentenció la académica, quien agregó que actualmente los Yaquis siguen en la defensa de sus tierras y ríos.
Por su parte, la doctora Graciela Flores Flores, experta en Historia del derecho y carcelaria, presentó la ponencia, “En los albores del siglo y el preámbulo de la revolución, el proyecto penitenciario del Porfiriato: Lecumberri 1900–1910”, exposición en la cual mostró la vida interior de las prisiones, principalmente la citada, inaugurada en una reelección de Díaz, en 1990; detalló la arquitectura del lugar, la vida laboral normada de los reos, que pasaba por la sastrería, zapatería y el tejido de palma; las actividades de lectura, escritura y reglas de aritmética, hasta las clases de moral y de auxilio espiritual en la muerte inminente del reo.
La ponente compartió que a finales de 1911 el funcionamiento de este penal empezó a decaer; había indisciplina de los reos generada por presos políticos y la incapacidad para contener los ánimos levantiscos generó que éste tuviera entonces su primer descalabro. La Revolución ya le había asestado al penal una de las primeras heridas de las que nunca pudo recuperarse, aseveró la profesora, y añadió, su historia de graves consecuencias hizo que el 26 agosto 1976 cerrara sus puertas definitivamente.