Protocolos de violencia de género, ¿funcionales?

Fotografía del Centro de DH, Fray Francisco Vitoria.
El pasado 2 de mayo, la titular de la Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México, Ernestina Godoy, ofreció disculpas públicas a la familia de Lesvy Berlín, estudiante de la UNAM asesinada en las inmediaciones de esta casa de estudios (mayo 2017), por las graves violaciones cometidas a derechos humanos en el proceso judicial.
No fue suicidio, fue feminicidio
La disculpa pública se realizó en el Instituto de Ingeniería de la UNAM, un día antes de que se cumplieran dos años del hecho.
En el acto, la procurada reconoció que Lesvy Berlín “no se suicidó”, como en un principio la dependencia a su cargo indicó, sino fue un feminicidio, del cual el principal sospechoso es Jorge Luis González, su pareja.
Así lo expresó Araceli Osorio, madre de la joven y activista, al participar en la mesa, La sociedad civil en la atención de los casos de violencia en la UNAM, junto a las activistas Brenda Arias y Diana López, y la estudiante de Antropología, Zoe Rojas.
Otra justicia
En ese sentido, Osorio agregó que es oportuno revisar el Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género de la UNAM, “ya que es necesario además del acompañamiento, construir una memoria histórica y no sólo la justicia tradicional”.
Es una realidad que “no queremos seguir viviendo con miedo”, añadió la funcionaria; por ello, siguió, diversas activistas y estudiantes de la UNAM se han dado a la tarea de convertir su indignación en reflexiones y acciones para optar por otras formas de justicia.
Los asesinatos de nuestras hijas y compañeras deben servir para crear vida, además de preguntarse qué Universidad se va a heredar a las mujeres que vienen, puntualizaron las expositoras.