Productores, academia y gobierno, trilogía necesaria en el campo

Inauguración del «12º Congreso Nacional de la Asociación Mexicana de Estudios Rurales». Fotografía: Myriam Corte| Gaceta Políticas
En el marco del 12º Congreso Nacional de la Asociación Mexicana de Estudios Rurales, denominado: «Vivir, sobrevivir y resistir en el campo mexicano», especialistas analizaron la interacción de los productores, la academia y el gobierno.
El papel de los gobiernos locales en la gobernanza
Fernando Cajeme, licenciado en Economía por la Universidad de Guadalajara, comentó que en su experiencia en la meseta purépecha en Michoacán, el asunto del alimento y los ingresos familiares para los productores, conlleva una dinámica multifactorial.
Indicó que los productores han tratado de abrir mercados para el maíz que cultivan; por ejemplo, la cooperativa que él gestionó hace seis años logró tener interacciones con el gobierno local y estatal y ya comenzó a exportar. Aseveró que el libre mercado permite tener ingresos extras con el tipo de cambio, pero hay temas adicionales como las certificadoras o la normatividad.
Hizo hincapié en que los gobiernos locales y estatales brindan ayuda marginal y se necesita apoyo para la agricultura sustentable, nuevas alternativas ante el cambio climático y la fertilidad de los suelos.
Por su parte, Michelle Chauvet, doctora en Economía, mencionó que “no cualquier intervención pública es una política pública”, sino lo que se va haciendo son agendas públicas, que en la medida que sean democráticas se acercarán a la realidad. Señaló que la participación y acción colectiva son fundamentales en las políticas públicas, para que cumplan su objetivo y se implementen de formar correcta. Manifestó que hoy existen políticas públicas generales que abarcan a toda la República, cuando campean diferentes necesidades.
Desde otra perspectiva, Liza Covantes, maestra en Biotecnología, precisó que en los hechos se hace muy poco respecto al discurso del gobierno. Aseveró que no es momento de esperar a las nuevas administraciones para apoyar a los pequeños productores, pues éstos requieren comer sano. Alertó que la población rural produce alimentos, pero además de tener muy poco apoyo se encuentra en condicionas de pobreza. Incluso destacó que la gente que no trabaja el campo en comunidades rurales espera limosnas de comidas, en algunos casos tóxicas.
Explicó que las pequeñas cooperativas auxilian al productor, en las buenas y en las malas, ya que cuando se busca al gobierno para acceder a programas se presentan complicaciones y burocratismo, se requieren meses para llenar formatos y ahora, en la cuarta transformación, es igual, además de que regularmente se ayuda a productores grandes y no a pequeños.
Javier Delgado, agrónomo por la Universidad de Chapingo, detalló que ha trabajado en el tema de financiamiento rural y ha apoyado a empresas pequeñas, medianas y grandes. Aseguró que lo que sí funciona es trabajar en conjunto: empresa, academia y gobierno, pues este último es un catalizador que ayuda a que empiecen las actividades. Agregó que esta trilogía puede funcionar bien si converge de forma correcta, haciendo un traje a la medida para cada productor o emprendedor, sobre todo porque en México somos sociedades muy diferentes y así se deben respetar. También advirtió que al no haber continuidad de encargados o políticos en los puestos importantes de apoyo, es difícil dar seguimiento a los proyectos.
Por otra parte, Álvaro Urrueta, maestro en Derecho económico por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), y representante de colectivos de la Sierra de Guerrero, donde se genera nopal para el mercado local, nacional e internacional, reveló que en 2003-2004 el Estado reprimió a productores, mataron personas, detuvieron a 150 campesinos y se cayó la producción por una acción de autoritarismo; por tanto, subrayó que son vitales los mecanismos de interacción entre el Estado y los productores.

Fotografía: Myriam Corte| Gaceta Políticas
Educación liberadora, acción participativa y vinculación de las instituciones de investigación con el campo mexicano
Fernando Cajeme expresó que la parte educativa es relevante. Expuso un ejemplo de un bachillerato agropecuario en Oaxaca, en donde la comunidad desarrolló el sistema de educación, con primaria y secundaria también, y la escuela le rinde cuenta a la asamblea comunitaria. Mencionó que el reto de la cuarta transformación en educación es muy complejo y requiere una interacción con las comunidades y los procesos de producción.
En su momento, Michelle Chauvet resaltó que el gobierno actual aún está conociendo el tema, por lo que se podrán medir resultados en por lo menos dos años. No pasó por alto la problemática de desempleo para técnicos o ingenieros agrónomos. Precisó que los empresarios pueden pagar un asesor del extranjero, pero los pequeños productores sólo tienen el apoyo y capacitación de las personas que les venden los agroquímicos. Luego de aclarar que Sedesol tiene los proyectos de los productores pobres y Sagarpa los de los potenciales, advirtió que si queremos cambiar las cosas de raíz requerimos integración.
Liza Covantes comentó que ella tuvo la oportunidad de ir a la universidad, realizar su maestría y doctorado, pero hay pequeños productores que también tienen mucho conocimiento, por lo que es necesario combinar a ambos actores para tener comida sana en casa y mejores modos de producción. Destacó, pues, que hoy el aprendizaje debe ser mutuo.
Javier Delgado indicó que la poca permanencia en los gobiernos no ha ayudado mucho, pero mencionó un ejemplo en Querétaro en la que el gobierno apoyó con hectáreas de tierra y hoy ya no hay injerencia de éste, además de que las tierras son productoras exitosas. Coincidió en que no se debe depender de un subsidio, lo importante es la capacitación y educación.
Álvaro Urrueta reconoció que para crecer juntos se debe tener educación y praxis en conjunto, organizar el colectivo de productores a partir del conocimiento y que el gobierno mexicano apoye esta convergencia.