Pre-ALAS 2019, emergencia civilizatoria

Inauguración del PreALAS México 2019. Fotografía: Aide Gómez| Gaceta Políticas
En la inauguración d el PreALAS México 2019: Emergencia civilizatoria y nuevo sentido histórico, la doctora Angélica Cuéllar, directora de la Facultad, hizo un llamado a alimentar el espíritu latinoamericano en la Facultad, al tiempo que recalcó la mirada crítica de la Sociología, disciplina que incomoda cada vez más al señalar las cosas que no son parte de un proyecto civilizatorio.
Luego de dar la bienvenida a visitantes de distintos países de América Latina y agradecer a Nayar López, coordinador del Centro de Estudios Latinoamericanos del plantel por la organización del evento, la profesora pidió a la directiva del congreso un pronunciamiento respecto al «ecocidio de la Amazonia», así como «señalar nombres y responsabilidades políticas de lo que acontece en nuestra selva, porque es nuestra, y tenemos que pelear como si fuera nuestra». Subrayó que la Sociología no puede permanecer inerme frente a este hecho.
Finalmente dio paso a la inauguración del PreALAS y destacó las cuatro conferencias magistrales del congreso con Pablo González Casanova, Néstor Kohan, Leticia Calderón Chelius y Enrique Dussel. Invitó a asistir a los paneles y mesas de trabajo con más de 300 ponentes. Finalmente agradeció al coordinador Nayar López Castellanos por la realización del congreso PreALAS.
En su momento, la presidenta de la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS), Ana Laura Rivoir, destacó la constancia del ALAS, foro en el que se han discutido los principales temas y dilemas de América Latina a lo largo de la historia, y aprovechó para invitar a los alumnos jóvenes a incorporarse a estos temas, intercambios y debates.
Destacó los cambios que experimentan las sociedades constantemente y por lo tanto el reto permanente del oficio del sociólogo, quien al observar la realidad se desafía teórica y metodológicamente, con objeto de aportar una mirada crítica, no complaciente, a nuestras sociedades. También puntualizó la exigencia que se hace a la sociología a la hora de mirar hacia el futuro, perspectiva en la cual no se debe dejar de lado la visión crítica ante el contexto que vive hoy América Latina.
Crisis civilizatoria crónica
Gerónimo de Sierra, sociólogo uruguayo, expresidente de ALAS, dio inicio al panel inaugural y planteó una de sus principales reflexiones personales: en 50 años de lo que lleva este congreso, ¿qué nos ha pasado como sociólogos y como sociedad? A partir de esta pregunta, recordó los títulos de cada uno y la similitud de los temas: la crisis civilizatoria. Habló sobre lo grande y lo diverso de América Latina, sus múltiples y constantes cambios sociales y políticos, y adelantó una de sus conclusiones: la crisis en la región es crónica.
Precisó que ésta no es propia de América, es una característica del grado de subdesarrollo profundo de las sociedades en su camino hacia la construcción de la democracia, o de las comunidades que integran el mundo rural y urbano; por lo tanto, no es exclusiva del área, también está en África, Asia y Europa.
De Sierra aseguró que la Sociología, como profesión, está atrapada en esta encrucijada llamada crisis y para lograr entenderla se tiene que abrir la mirada a los distintos sectores sociales, pues se trata de captarla en toda su heterogeneidad, no sólo observar al obrero industrial o al campesino alejado de las grandes ciudades. Se debe ver en su conjunto a la sociedad o sociedades, pues esta crisis es multifacética: el problema del agua, las trasnacionales, migraciones, etc.; de ahí la necesidad de mirar en su conjunto y no un caso aislado.
El investigador recordó los pequeños movimientos que se dan en distintas partes del mundo y suman a la sensibilidad popular para una auténtica construcción civilizatoria.
Paralelismos entre México y Brasil
Geoffry Pleyers, vicepresidente de la Asociación Internacional de Sociología (ISA, por sus siglas en inglés), apuntó que el cambio social no sólo está en la política, también en los movimientos sociales; pero no únicamente hay movimientos progresistas, sino también los conservadores, de arriba, del capital, a los que se debe prestar el mismo interés.
Presentó el caso de Brasil, explicó cómo Bolsonaro llegó a la presidencia de forma muy rápida en sólo cinco años. Detalló el cambio en las dinámicas sociales, la clase media consumidora y el sector religioso, y compartió sus reflexiones sobre un paralelismo en México.
El censo en Brasil señalaba un 56% de población católica para 2016, de la cual el 22% era neopentecostal, base del movimiento de Bolsonaro. En 2018 es electo con el 55% y bajo el eslogan, “Dios arriba de todo, Brasil arriba de todo”. Explicó que los neopentecostales aprovecharon las migraciones urbanas y crearon rápidamente iglesias en los barrios populares, en las cuales el gobierno se apoyó para distribuir el apoyo económico o bolsa familiar.
El paralelismo que detectó Pleyers en México son las iglesias que proporcionan espacios para el gobierno y la distribución de tarjetas del programa social “Bienestar”. Relató que los neopentecostales se apoderaron de medios masivos de comunicación y que en México hubo una reunión el 21 de febrero pasado, en la cual los líderes evangelistas pactaron cambios legislativos para que las iglesias posean medios masivos (radio y televisión). En Brasil tienen la bancada evangelista, evangelistas que se reúnen en el senado como alcaldes; en México se pretende reformar el artículo 130 constitucional con el fin de que ministros de culto puedan acceder a cargos de elección popular; el argumento es que “no amenaza el Estado laico”.
Un último paralelismo, los neopentecostales aseguran que los problemas son morales y no sociales; en México se distribuye la Cartilla Moral por parte de las iglesias evangélicas. Pleyers puntualizó que no significa que se haga lo mismo, pero hay detalles muy parecidos en ambos casos y cómo el movimiento social por parte de la iglesia es fundamental.
Propuesta de una Sociología global
Finalmente Pleyers resaltó: se debe hacer una Sociología global para aprender de otros países, como el caso de Brasil; pensar o replantear sobre una sociología postsecularista, pues se cree que con el avance del tiempo la iglesia es menos importante, pero no es así; incluso, en la literatura sobre movimientos sociales hay muy poco sobre el papel de la iglesia, aun cuando es un actor importante en la dinámica social. Y una última conclusión es que la sociología debe estudiar tanto a actores progresistas como conservadores; prestar atención a quienes tienen capacidad de plantear un proyecto de más de tres décadas como los evangelistas en Brasil, y encontrar del lado progresista un proyecto ante la emergencia en que vivimos.
Pleyers cerró con la pregunta: ¿cuáles son los actores progresistas capaces de oponerse a los reaccionarios y proponer una visión alternativa del mundo? Mencionó el movimiento feminista, que se da con mayor fuerza en América Latina que en otras partes del mundo, razón por la cual debemos aprender de éste.