Por una migración digna y justa
Por Mario González

Diálogos Bilaterales 2021. Fotografía: Gilberto Morán| Gaceta Políticas
La idea de que los flujos migratorios que vienen de Centroamérica y de México son un cáncer que se debe extirpar, surge gracias a una narrativa tóxica antilatinoamericana y antiinmigrante confeccionada por prejuicios supremacistas blancos; esta narrativa es uno de los desafíos más grandes a superar en temas migratorios.
Esto lo afirmó Óscar Chacón, cofundador y director ejecutivo de Alianza América, durante la mesa “El nuevo escenario migratorio”, del ciclo Diálogos Bilaterales 2021, realizada el 15 de abril y organizada por la Facultad, UNAM Chicago y UNAM Los Ángeles.
A la construcción de este imaginario antiinmigrante, que data de hace cuatro décadas, y las militarizaciones de las fronteras, hay que sumarle las problemáticas que heredó la administración de Donald Trump al gobierno de Joe Biden. Durante su participación, Mónica Verea, investigadora especialista en políticas migratorias de América del Norte, expuso las más importantes: aumento de aprehensiones a la comunidad inmigrante, separación de familias, abandono de los solicitantes de asilo en las ciudades fronterizas mexicanas, fin al derecho de asilo, y la disminución de la aceptación de migrantes, muchos de ellos altamente calificados.
Ante estos dilemas, Edward Selee, presidente del Migration Policy Institute, sugirió algunas alternativas: el deber de Estados Unidos para pensar en la región desde su territorio hasta Centroamérica y el Caribe, la necesidad de trabajar con los gobiernos vecinos, y mejorar la relación entre el gobierno y sus ciudadanos. Además de esto, se necesitan legalizar tres canales de suma importancia: el de trabajo, el de protección y el de reunificación familiar.
Selee también argumentó que el control migratorio es necesario y debe regularse, y puso como ejemplo a la Guardia Nacional en México, pues expresó que es mejor que se entrene a este cuerpo para que rinda cuentas de su labor migratoria y tenga liderazgo humano, en lugar de desempeñarse sin la preparación y el enfoque necesario.
Por último, Chacón aclaró que los flujos migratorios no sólo son beneficiosos a los países que reciben las remesas, sino también lo son para Estados Unidos; en un país donde diariamente 10 mil personas alcanzan la edad de 65 años, y su tasa de natalidad se ha venido reduciendo, es imposible imaginar su futuro, funcionando de manera óptima, sin la inyección de millones de trabajadores extranjeros. “El desafío es cómo lo hacemos de una manera que reivindique el principio de vidas dignas, vidas justas para todas las personas”, concluyó.