Palestina, crisis ética y social con enorme impacto en las mujeres
Por Alfredo Bucio

Mujeres palestinas en el sur de la Franja de Gaza/ Mohamed Salem/ Reuters.
En Palestina ha dejado de existir un verdadero Estado de derecho, lo cual ha contribuido a la profunda crisis que afecta a la región, sostiene la antropóloga argentina, Rita Segato, en su libro: Palestina somos todos, pero también lo reiteró de propia voz en la conferencia El mundo después de Gaza, efectuada en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS).
Luego de referir los temas de investigación que ha desarrollado hasta el momento, entre ellos las formas de violencia hacia las mujeres y la de género, la expositora explicó que desde el inicio de su trayectoria profesional se involucró activamente en estas líneas, debido al profundo impacto social que conllevan.
De hecho, el trabajo de la ponente ha sido reconocido como fundamental para comprender las raíces estructurales de dichas violencias, dadas sus propuestas transformadoras y su perspectiva crítica y comprometida.
Acerca de Palestina recordó dos de sus libros más importantes: El imperio del poder de la muerte, y el ya mencionado, donde articula una reflexión sobre la violencia política y la impunidad, ampliando su mirada más allá del género, al analizar también las dinámicas del poder global.

Rita Segato. Foto: David Cabrera.
Rita Segato señaló que las estructuras de poder han sufrido transformaciones profundas en la actualidad, dando lugar a nuevas formas de dominación y violencia. Un ejemplo alarmante de esto es el feminicidio, especialmente en países como Argentina y México, donde estos crímenes no sólo reflejan una violencia de género extendida, sino una lógica bélica.
Esta violencia sistemática contra las mujeres no es aleatoria ni marginal, es parte de un entramado estructural que cuenta con la complicidad —y en muchos casos el respaldo— de gobiernos, fuerzas policiales y marcos legales, indicó.
Destacó que esta situación configura lo que denomina un «segundo Estado»: una estructura de poder paralela que opera con una fuerza aún mayor que el Estado formal, con la capacidad de controlar y exterminar poblaciones enteras, y que no se limita a eliminar individuos; también busca destruir los lazos comunitarios, el tejido social y, en última instancia, asesinar a la sociedad misma. Desde esta perspectiva, los feminicidios y otras violencias sistemáticas deben entenderse como mecanismos de guerra contra la vida colectiva.

Verónica López, Márgara Millán, Rita Segato y Moisés Garduño. Foto: David Cabrera.
Márgara Millán, socióloga de la FCPyS, especializada en estudios de género y cultura, recordó el nombre de dos de sus libros, Más allá del feminismo y La hora de las mujeres, al tiempo que afirmó que la violencia masculina se construye dentro de sistemas patriarcales profundamente arraigados. Esta violencia, precisó, no es un fenómeno aislado, sino parte de una estructura global que permite y perpetúa la opresión de las mujeres, sobre todo en contextos de conflicto, como el que se vive en Palestina.
Millán coincidió en que la situación actual en Palestina revela un mundo que ha dejado de regirse por el derecho, convirtiéndose en un escenario donde predomina la impunidad. Expresó que las mujeres palestinas enfrentan una doble violencia: por un lado, la ocupación militar y, por otro, la opresión patriarcal, que se agudiza en contextos de guerra. Esta combinación, puntualizó, ha generado una humanidad insensible ante una realidad que ya no puede ni debe ignorarse, pues refleja una crisis ética y social que afecta directamente la vida y dignidad de las mujeres.
Márgara Millán y Rita Segato concordaron en que la violencia contra las mujeres y la situación en Palestina no son fenómenos separados; en realidad son expresiones de un mismo entramado de poder patriarcal, colonial y estructuralmente violento. En este marco, Segato denunció que los feminicidios son parte de una guerra encubierta respaldada por instituciones del Estado, donde un «segundo poder» actúa con la capacidad de controlar y destruir comunidades enteras. Millán, por su parte, subrayó que en Palestina la violencia patriarcal se intensifica bajo el contexto de ocupación militar, mostrando cómo el patriarcado se articula con el colonialismo para ejercer una doble opresión sobre las mujeres.
Ambas autoras revelaron que vivimos en un mundo donde el Estado de derecho ha sido debilitado, dando paso a un régimen de impunidad que normaliza la violencia extrema. Desde sus perspectivas, la violencia hacia las mujeres y la crisis en Palestina son síntomas de una humanidad desensibilizada, donde la vida, en particular la de las mujeres, en contextos marginales o en conflicto, se ha vuelto desechable.