Organización Estado Islámico, breve historia

Moisés Garduño, Doctor en Estudios Árabes e Islámicos Contemporáneos precisa un resumen acerca del Estado Islámico. Ilustración: Adriana Godoy y Daniel Villa
La organización autodenominada Estado Islámico tiene sus orígenes en la invasión estadounidense a Iraq en el año 2003. Se trata, por ende, de un fenómeno estrictamente moderno, de profundo calado poscolonial, militarista y resultado de la alianza de una serie de grupos radicalizados ante la presencia de las tropas estadounidenses en aquel país árabe.
Entre los grupos que formaron la base para este movimiento podemos ubicar dos fuentes principales: 1) aquellos que pertenecían a la sucursal de Al Qaeda en Iraq, liderados por Abu Musa Al Zarqawi, y 2) un número indeterminado de ex militares y miembros de las unidades de inteligencia de Sadam Hussein. Personajes de ambos grupos establecieron contacto al interior de las prisiones y otros centros de seguridad estadounidenses como Abu Ghreib, y se radicalizaron debido a las torturas y humillaciones que experimentaron a manos de las fuerzas ocupantes. A su vez, otros contactos se establecieron en la zona sunní al oeste del país, particularmente con las tribus de la provincia más grande de Iraq, Al Anbar, quienes se habían opuesto a las medidas del gobierno provisional conformado por políticos shiitas y kurdos a quienes acusaron de colaboracionistas con la ocupación. Esta compleja base creció aún más cuando las insurrecciones populares árabes llegaron a Siria y los contactos sunníes de Al Anbar encontraron resonancia en tribus sirias que estaban en contra de cualquier intervención extranjera en su país. Así, inició un movimiento armado que mezcló técnicas militares de los ex bazistas quienes quedaron dispersos en el país con las incursiones asimétricas de los extremistas, y quienes escogieron un discurso conservador y sectario para legitimar sus operaciones.
Por tal motivo no podemos entender a Estado Islámico si no entendemos a Al Qaeda. Esto es importante porque fue Al Qaeda quien encabezó esta compleja coalición de grupos con el único interés de expulsar a las fuerzas de ocupación, y posteriormente, lograr cierto control del espacio iraquí mediante la apropiación de zonas ricas en recursos naturales, principalmente el petróleo.
«Ayman Al Zawahiri, el ideólogo y brazo derecho del mismo Osama Bin Laden.» Lo anterior fue tomando forma gradualmente. Entre 2003 y 2006 la sucursal de Al Qaeda ejecutó una serie de atentados contra el gobierno provisional iraquí, algunas provincias kurdas, la sede de Naciones Unidas en Bagdad y aldeas shiíes al sur del país. Esto le otorgó mucho poder a Abu Musa Al Zarqawi, quien recibía órdenes directas de Osama Bin Laden y quien se llegó a perfilarse como su sucesor, esto al tiempo que se conocían las aspiraciones de otro candidato dentro de la organización: Ayman Al Zawahiri, el ideólogo y brazo derecho del mismo Osama Bin Laden.
Cuando murió Al Zarqawi en el año 2006, Al Qaeda ya había ganado mucho poder en Iraq. No obstante, la situación cambió en mayo de 2011 cuando el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció la repentina muerte de Bin Laden, lo que implicó un desafío inmediato para la organización al verse obligada a nombrar un nuevo líder, decisión que oscilaría entre Ayman Al Zawahiri y los seguidores del difunto Al Zarqawi, particularmente un iraquí proveniente de la ciudad de Samarra de nombre Abu Bakr Al Bagdadi.
Lo anterior es un punto de inflexión. La muerte de Osama Bin Laden abrió una lucha por el poder al interior de Al Qaeda que se desarrollaría en el marco de las protestas populares en todo el Medio Oriente, un contexto sumamente complicado para cualquier líder político en la región.
En enero de 2012 Abu Bakr Al Bagdadi adoptó un nombre propio para la coalición y le denominó “Organización del Estado Islámico de Iraq y el Levante” (Daesh, en lengua árabe) logrando capitalizar el apoyo y la legitimidad de los grupos que conformaban la organización. En efecto, todo indicaba que Al Bagdadi había desconocido la autoridad de Al Zawahiri como sucesor de Bin Laden, por lo que se daba por inaugurado un incómodo enfrentamiento entre ambas organizaciones que ahora competían por el liderazgo del movimiento yihadista internacional.
Ante la ruptura con Al Qaeda, en junio de 2014, Abu Bakr Al Bagdadi se autoproclamó como “Califa” y se separó finalmente de Al Zawahiri gracias a la conquista de Mosul (la segunda provincia más importante de Iraq y rica en reservas petroleras), así como de otros espacios de la frontera de Iraq con Siria que se extendieron hasta la ciudad de Raqqa, la cual fue escogida como la capital del supuesto califato y desde donde estructuró una nueva organización con ayuda logística y militar de ex generales bazistas.
Este anunció implicó el uso por primera vez del nombre “Estado Islámico”, estrategia que se interpreta como un deseo por conquistar más territorio, la mayoría perteneciente a áreas rurales, y como una forma de legitimar la autoridad de Al Bagdadi a través de herramientas que usan fuertes componentes de violencia explícita, limpieza étnica y visibilidad mediática en redes sociales tanto materiales como virtuales. Las técnicas de combate y su visibilidad tendrían el objetivo de reclutar a cualquier persona en el mundo que se sintiera marginada por el sistema que Estados Unidos y sus aliados proponen, es decir, una narrativa dirigida principalmente hacia personas de escasos recursos, crisis de identidad y con aspiraciones a encontrar un empleo bien pagado en las filas de esta nueva organización.
Ciertamente no se conoce con precisión el número de milicianos que hoy en día componen a Estado Islámico, aunque hay estimaciones que hablan de cifras que van desde los 7 mil hasta los 15 mil miembros, los cuales no tienen capacidad antiaérea destacable pero sí cuentan con experiencia en combate planificado, administración de recursos, dominio de las lenguas locales, y contactos empresariales para distribuir el petróleo que explotan, así como otras mercancías con las que trabajan entre ellas drogas, armas, patrimonio cultural y órganos humanos, entre los más documentados.
«Es la versión más reciente del terror, el Frankenstein del militarismo estadounidense y la manifestación más abominable del rechazo a la injerencia del opresor» Estado Islámico ha emergido como un producto de las políticas agresivas de Occidente hacia el Medio Oriente. Es el resultado tanto de la tiranía interna como de la intervención externa. Es la versión más reciente del terror, el Frankenstein del militarismo estadounidense y la manifestación más abominable del rechazo a la injerencia del opresor. Esto, por supuesto, no es una justificación del terrorismo sino tan sólo una explicación.
Moisés Garduño García
Doctor cum laude en Estudios Árabes e Islámicos Contemporáneos por la Universidad Autónoma de Madrid. Profesor adscrito al CRI de la FCPyS. El presente artículo fue redactado en el marco del proyecto PAPIIT IA-302316 Nuevos retos y realineamientos geopolíticos en el Medio Oriente.