Mujeres, ciencia y ¿retos?

Mesa de diálogo, Ciencia y género. Fotografía: Diana Rojas| Gaceta Políticas
¿Cómo acercar a las mujeres a la ciencia? Es una pregunta que está mal planteada, pues deberíamos preguntarnos: ¿por qué el patriarcado se ha encargado de alejarlas de la física, la biología o la química?
Éstas y otras interrogantes se plantearon en la mesa de diálogo Ciencia y género: la ciencia detrás del género y viceversa, con la participación de destacadas investigadoras, quienes narraron sus experiencias como científicas y mujeres dentro de un círculo que históricamente ha estado controlado por hombres.
Con 47 años de edad, la doctora Antígona Segura, del Instituto de Ciencias Nucleares, comentó que desde niña fue catalogada cono una mujer inteligente pero no “bonita”, por lo cual fue sometida a pruebas continuas. Recordó que su padre siempre le dijo que “este mundo es de hombres y para hombres”.
Dicha frase tomó sentido cuando decidió estudiar física y para sobrevivir entre hombres se convirtió en un agresor pasivo; es decir, actuar como hombre para lograr destacar. En este medio también aprendió que “la ciencia se constituye en sufrimiento si eres mujer”; siempre hay una mayor exigencia y competencia porque se debe cumplir en el terreno académico, laboral y familiar; los hombres, en cambio tienen su vida resuelta.
Un caso más fue el de la doctora Siobhan Fenella Guerrero Mc Manus, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, quien es especialista en Filosofía e Historia de la biología con énfasis en estudios de género y ciencia.
Durante su carrera académica uno de sus profesores le sugirió cursar algo serio y después dedicarse a los estudios de género y ciencia. Esto, señaló, fue uno de los primeros retos que tuvo que enfrentar, pues hay saberes que están representados y otros no. “Los estudios de género son esos, los poco representados”.
Para la doctora Guerrero, quien también enfrentó una transición de género, hay diversas preguntas que a través de sus estudios le han permitido distinguir qué pasa en la composición de los sesgos académicos y qué mecanismos concretos están operando para que las mujeres aparezcan poco en el campo de la ciencia.
Hay una serie de tratos diferenciados que se reflejan en los espacios de estudio o laborales pero, éstos se identifican desde el hogar. Desde la infancia el uso de la tecnología se socializa diferente entre hombres y mujeres; la computadora, por ejemplo, se coloca en el cuarto de los niños. Ya en los laboratorios la tarea de limpieza del material se le asigna a las mujeres, así como preparar el café.
Así, los efectos de dicha exclusión es la poca preferencia de las mujeres en el campo científico, debido a dichos patrones construidos desde la infancia y que se fortalecen en cada etapa.
Un reto más que las mujeres enfrentan en este campo es hacer ciencia sin tener que masculinizarla con el patrón hegemónico, con lo cual coincidió la doctora Laura Espinosa-Asuar, especialista en ecología de comunidades microbianas del Instituto de Ecología, quien, al igual que sus colegas, ha tenido que encarar éste y otros obstáculos.
Sin embargo, recalcaron que para hacer ciencia no hegemónica es fundamental formar comunidad entre las colegas y las alumnas, crear relaciones humanas desde otras perspectivas, ya que la presencia de las mujeres en la ciencia es una realidad.