Movimientos del 68: un legado que prevalece

Judit Bokser y Michel Wieviorka. Conferencia sobre los movimientos sociales de 1968. Fotografía: Diana Rojas| Gaceta Políticas
Los movimientos sociales ocurridos en 1968 a lo largo del mundo tienen héroes, vencedores y una imagen pública positiva, sin embargo, hay que “hablar de todos, no sólo de las élites”. Así lo planteó el sociólogo francés Michel Wieviorka en la conferencia magistral “Mayo 68, las humanidades y las ciencias sociales”, y precisó que los movimientos tienen varios ángulos de análisis para los científicos sociales, quienes deben buscar más allá de lo evidente.
La actividad, que formó parte del coloquio internacional, M68: Ciudadanías en movimiento, se realizó en el Auditorio “Jorge Carpizo Mc Gregor”, en la Coordinación de Humanidades, y ella estuvieron presentes el secretario general de la Facultad, Arturo Chávez; el escritor y coordinador de Difusión Cultural de la UNAM, Jorge Volpi; la directora de la Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales (RMCPyS), Judit Bokser, y el rector del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara, Héctor Solís Gadea.
El sociólogo Michel Wievieroka expuso cinco características que ayudan a entender los movimientos sociales: el carácter global, la acción social o significación, el impacto posterior, las generaciones que lo vivieron y las que no, y la violencia; en específico habló del caso francés: el “Mayo de 1968”, un movimiento que en general tuvo buenos dividendos.
Una de las críticas principales de su presentación fue la cuestión del “análisis global del movimiento”, pues mientras en Estados Unidos, en la Universidad de California, en Berkeley, se luchaba por un país que no interviniera contra el socialismo de Vietnam, en Checoslovaquia los ciudadanos pedían la no interferencia de la Unión Soviética. Estos ejemplos son una muestra de las diferencias y contradicciones existentes en cada país y su movimiento, mismas que estaban de acuerdo con entorno y sus problemáticas.
Con respecto a Francia, el “Mayo de 1968” fue un movimiento pacífico, pues no hubo una sola muerte; unió a los estudiantes y los obreros, grupos que se consideraban difíciles de unificar, con repercusiones culturales positivas, pues se crearon espacios de expresión libre; no obstante, tuvo otras consecuencias negativas. Por ejemplo: no se abrieron espacios para la democratización, fue 10 años después que la “izquierda” moderada llegó al poder; surgieron grupos terroristas que, tomando como excusa el movimiento, crearon conflicto y división social hacia el maoísmo, trotskismo, marxismo y leninismo, ideologías que pueden convivir pero que se ocuparon para fragmentar.
En el ámbito intelectual, en específico en la tarea de análisis de las ciencias sociales, el expositor dijo que “las consecuencias fueron negativas a corto plazo”, porque se depreció el valor de las ideologías de izquierda, lo cual favoreció el estudio social con énfasis en las superestructuras, en cuestiones generales, dejando de lado la reflexión social particular de las personas que viven el día a día en una realidad diferente a la de los grupos de poder.
En una breve intervención, el escritor Jorge Volpi hizo una comparación entre el “Mayo francés” y “el 68 en México”. La principal diferencia fue la violencia, mientras en Francia no murió ni una persona, en México, específicamente en Tlatelolco, la represión del 2 de octubre creó un ambiente negativo para la expresión social inmediata. Habló de una “dictadura” que no permitió el cambio político, sino hasta 50 años después.
En la etapa de participación del público, el consejero científico de la embajada de Francia en México, el doctor Jean-Joinville Vacher, dijo que “los movimientos no llegaron a tomar el nivel de revolución, pero sí permitieron la toma de conciencia revolucionaria”, lo cual ayudó a repensar la democracia, las estructuras autoritarias y arcaicas de poder, y el tipo de comunicación que había, algo que se modificó por un modelo horizontal en favor del diálogo.
Para finalizar la conferencia, Michel Wieviorka subrayó el papel que debe tener el investigador social, alguien que es observador de los hechos del pasado, para entender el presente que vive y poder analizar los posibles escenarios futuros.