Migrantes y mujeres insurgentes

Migración y pandemia. Fotografía: América Alonso| Gaceta Políticas
Los desafíos que día a día enfrentan los migrantes latinoamericanos se han recrudecido con la pandemia, pues además de sufrir transgresiones a sus derechos humanos, violencia física o sexual, despojo, desaparición forzada, se enfrentan a un confinamiento que les impide cumplir con su objetivo: llegar al país del norte, lo cual los ha obligado —una vez más— a implementar nuevas medidas para salir a flote.
Así lo comentaron especialistas al participar en la conferencia virtual, Redes de cuidado en movimiento: desafíos organizativos de la migración latinoamericana ante las contenciones migratorias por la pandemia, moderada por la doctora Verónica López Nájera, del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Facultad.
Previo a tiempos de pandemia, las caravanas que salieron de Centroamérica con rumbo a Estados Unidos, en 2018, mostraron una nueva estrategia de tránsito, es decir, un espacio social en movimiento que pone los cuidados en el centro de la acción colectiva, donde se incorporaron otros sujetos a la migración: niños, abuelos y madres, destacó el doctor Héctor Parra, docente del plantel, quien añadió que esta forma de migrar debe verse como un agenciamiento político de los migrantes, a partir de su derecho a preservar y mejorar sus vidas.
En ese sentido, la doctora Amarela Varela, académica de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, apuntó que la caravana es una insurgencia que ahora con la pandemia se enfrenta a fronteras que están totalmente cerradas; no obstante, recalcó, la movilidad de los migrantes continúa a pesar de las fuertes políticas anti migratorias, la crisis sanitaria y los discursos oficiales que invitan a los ciudadanos a “quedarse en casa o en los barrios”.
Las caravanas han puesto sobre la mesa cosas que no son nuevas y la pandemia ha reforzado; la migración en sí misma es una estrategia de cuidado que involucra redes de solidaridad comunitaria (de clase) y familiar, entre otras. Pero es importante no romantizar estos procesos sino verlos como actos de rebeldía, aseveró la doctora Valentina Glockner, investigadora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
Otro asunto relevante es el de las “mujeres migrantes cuidadoras comunitarias”, abordado por la doctora Carolina Rosas, del Instituto de Investigación Gino Germani, de Argentina, quien apuntó que uno de los sectores más vulnerables en ese país son los migrantes que fueron excluidos de las ayudas estatales, pues para obtener éstas se pide una residencia de dos años y ellos no cuentan con este tiempo de habitación.
En este contexto, las mujeres migrantes han construido e incidido en diversas luchas y estrategias colectivas en beneficio de este sector, ya que su labor ha sido reconocida como un trabajo esencial, pues “lo que no hace el gobierno lo hacemos nosotras”, señalan.
En los barrios donde habitan los migrantes, continuó, las mujeres migrantes se involucran en diversas actividades comunitarias: comedores, escuelas, promotoras de salud, entre otras. Su trabajo se volvió clave porque refleja la concepción clara de reparar el mundo, es decir, cuidar de las personas y el entorno, vital en tiempos de pandemia, a pesar de hacerlo sin remuneración, aportar conocimientos y arriesgar la vida en tareas que debería hacer el Estado por ser de carácter público, concluyó la ponente.