Michelle Bachelet, expresidenta de Chile, visita la UNAM

Mónica González, Michelle Bachelet, Enrique Graue y Angélica Cuéllar. Foto: Milenio
Como parte de la Cátedra Internacional por los Derechos Humanos y la Paz “Alfonso García Robles”, Michelle Bachelet impartió una conferencia magistral en la UNAM en presencia del Rector de la Casa de Estudios, el Embajador de la República de Chile en México, la Directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, la Abogada General, así como un público abundante. Bachelet ha sido designada por el secretario general del organismo, António Guterres, como próxima titular de Derechos Humanos de la ONU.
Las palabras de la exmandataria de Chile se concentraron en los Derechos Humanos y su relevancia en el contexto actual, marcado por crisis migratorias, guerras, un medio ambiente en deterioro, entre otros conflictos. Comenzó por recordar que “Los Derechos Humanos no son textos estáticos. Son una pugna incesante por la plena libertad de todos”, razón por la cual la sociedad civil está constantemente exigiendo a sus Estados que se cumplan y se protejan.
La ponente también hizo un recorrido por la evolución de dichos derechos, siendo algunos antecedentes la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano de 1789 y la Declaración de Independencia de EEUU. En esta última se establece que los seres humanos deben ser considerados iguales, con derechos inalienables como la libertad y la búsqueda de la felicidad. ¿Por qué no fueron suficientes estas palabras para evitar la Primera y Segunda Guerra Mundial?, se preguntó la doctora Bachelet.
Actualmente la ONU cuenta con más de 180 Estados miembros, de los cuales todos han ratificado al menos un tratado fundamental en materia de Derechos Humanos, y el 80% lo han hecho con cuatro o más de ellos, precisó. Sin embargo, aun cuando los Estados que soberanamente aceptaron los tratados, con las obligaciones legales que suponen, mundialmente existen violaciones a derechos fundamentales; por ejemplo, la falta de acceso al agua potable, crímenes en cárceles, zonas de conflicto y falta de libertad de expresión.
Dado que los Derechos Humanos han evolucionado con el tiempo, existen de segunda y tercera generación. Unos se refieren a derechos de tipo económico, cultural y social, mientras que los otros a temas de globalización acelerada sufrida a nivel mundial, el deterioro del medio ambiente y sus efectos en la calidad de vida.
Las circunstancias globales suponen nuevos retos y exigencias para los Derechos Humanos, sobre todo en vista de la violencia política y las políticas migratorias que se han dado en los últimos años. Bachelet recuperó datos sobre ello de Amnistía Internacional: 650 mil 500 refugiados indios que han huido a Bangladesh y 312 defensores de los Derechos Humanos asesinados en 2017, sumados a 281 en 2016.
Un asunto urgente es el de los migrantes que sufren humillación, rechazo, discriminación y negación de una identidad. En vista de las numerosas crisis migratorias, producto de guerras y violencia política, se requiere mirar hacia políticas con un enfoque de Derechos Humanos, pues los migrantes se exponen al maltrato y abuso.
Como respuesta a todas estas violaciones, las mujeres realizaron 600 marchas a nivel mundial, y se han creado observatorios e instituciones que defienden los Derechos Humanos. En cuanto a los Estados, recordó la ponente, deben proteger, respetar y promoverlos mediante políticas basadas en cuatro puntos: su promoción y garantía; establecer instituciones para el diseño y monitoreo de dichas políticas, que deben a su vez contar en su totalidad con un enfoque en los Derechos Humanos; y justicia y reparación de las víctimas de crímenes. Lo anterior se debe sumar a planes de educación y una memoria histórica para generar una cultura de Derechos Humanos, declaró Bachelet.
Esta memoria histórica puede verse en el Museo de Memoria y los Derechos Humanos de Chile, donde se recuerdan los crímenes cometidos durante la dictadura de Pinochet, de 1973 a 1990. La intención es que los visitantes conozcan, puesto que no se puede cambiar el pasado, pero de todos depende que no se repita en el futuro.
“Aquí todos tenemos algo qué hacer, no solo en la vigilancia sino también en la protección de formas de defender lo más común que tenemos. Por eso se hace cada vez más necesario contar con el esfuerzo de todos para incorporar principios inquebrantables a todos los ámbitos de la vida social. Ser un mejor país pasa por buscar formas de sumar a todos los que tienen un rol que desempeñar”, afirmó.
Para un mejor país es necesario que se consideren las necesidades de todos: mujeres, pueblos indígenas, menores de edad, personas con discapacidades, migrantes, entre otros. Por eso, declaró Bachelet, se necesita fortalecer la democracia, una democracia como “creación humana de organización racional, basada en discusión informada, con contrapesos y garantías claras”. Se busca que el pueblo soberano tenga la posibilidad de plantear nuevas preguntas y recibir respuestas por parte de los Estados.
Bachelet finalizó con una cita de Gabriela Mistral, fruto de un discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1956:
“Yo sería feliz si nuestro noble esfuerzo por obtener los Derechos Humanos fuese adoptado con toda lealtad por todas las naciones del mundo. Este triunfo será el mayor entre los alcanzados de nuestra época”.