Los primeros cien días de Trump

Sofía Orozco Aguirre. Fotografía: Luis Segura, Gaceta Políticas
Isabel Pérez
En el tercer panel de las mesas: ¿Los primeros cien días de Napoleón?, cuyo objetivo fue analizar los cien días de la presidencia de Donald Trump, se expuso el tema de migración y nacionalismo.
Se cree que el principal problema en Estados Unidos es la presencia de migrantes y la sensación de adueñamiento de éstos del espacio y los trabajos de ese país; sin embargo, la realidad es que la población migrante es del 14.3%. No obstante, ante las falacias se están aplicando medidas extremas, se llama criminales a los indocumentados, se hace todo lo posible para terminar con sus derechos y deportarlos, y se impone miedo para que regresen a sus países de origen.
Pero el temor se extiende a la par de la resistencia. El migrante se enfrenta a órdenes ejecutivas, comunicados masivos y discriminaciones, así como a células policiacas. Uno de los ponentes expresó que la ideología tiene una regresión, el gen social está volviendo a las doctrinas clásicas; la política se apega a un fundamentalismo que impulsa a la religión, la política y la economía, a pesar de que durante largo tiempo se sostuvo que el Estado debía ser independiente a la religión. Sin ir más lejos, Trump está estrechando lazos con personajes religiosos, lo que hace pensar en el tiempo del virreinato donde la corona y la iglesia iban de la mano.
Sin embargo, no es la primera vez que en la potencia del norte se presenta una posición desfavorable para los migrantes. En 1845 se proyectó poca aceptación hacia los irlandeses, en 1882 se implementó la ley de exclusión hacia los chinos, en 1924 se experimentó una ley migrante con perfil racial, así como la expulsión de casi medio millón de mexicanos entre 1929 y 1939.
Además, en el vecino país toma fortaleza el pensamiento nacionalista, a tal grado que el 20% de estadounidenses se arrepienten de la abolición de la esclavitud y un tercio votarían por no dejar entrar a homosexuales al territorio. Ante esta situación, cada nación debería instrumentar medidas para fortalecer la economía, ampliar las oportunidades laborales, mejorar las remuneraciones, y disminuir la pobreza, a fin de dejar de fomentar la migración.