Las maravillosas funciones del cine

Por Fotios Messados

“El cine es historia, y una película, como recurso didáctico, puede ser un complemento en la actividad docente”, afirmó el doctor Francisco Peredo Castro, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, en entrevista concedida a Gaceta Políticas.

 

En esta charla viajamos junto al catedrático, especializado en la historia y en el cine, al maravilloso mundo de la cinematografía; rastreamos y descubrimos el multifacético carácter de esta herramienta de comunicación, de producción y creatividad, y, sin duda alguna, aprendimos más sobre este complejo producto social. La primera pregunta que le hicimos, obvia para muchos, no obstante fundamental, fue: ¿qué es el cine? ¿Es un medio de comunicación que conlleva una carga ideológica, es un arte o una industria?

 

— ”Hay cuatro acepciones fundamentales que son ineludibles cuando se habla de cine. En primer lugar, “el cine es historia, porque una vez que las películas cumplen su circulación en el mercado cinematográfico de exhibición mundial o local, a la larga se convierten en documentos históricos, los cuales requieren ser interpretados, analizados, criticados y explicados, como procede con cualquier otro documento o testimonio de la historia”.

 

Para el doctor Peredo Castro esta función histórica del cine tiene un trascendente valor, además, para la enseñanza; no obstante, este valor es complementario ya que, como añadió, una película “nunca puede ser un sustituto de ninguna clase, ni de una buena lectura”.

 

En el ámbito de las ciencias sociales, el estudio de este tema es indispensable, aseguró el investigador, pues al hablar de cine nos referimos, también, de acuerdo con la segunda acepción, a un “poderoso medio de comunicación, que genera representaciones y sentidos, lo cual da lugar a la creación de estereotipos y de miradas sesgadas sobre los otros”. En este marco, añadió, los estereotipos de raza, clase y género expresados en los filmes, también deben entrar al marco del análisis social.

 

En las concepciones antes mencionadas, siguió nuestro entrevistado, hay que incluir otras dos: el cine como arte y como industria cultural. En el caso de la primera aseveró: “El cine es un arte y lo es en doble sentido: sirve como medio de expresión estética y artística para quienes lo realizan”, pero también “es un medio de goce o disfrute estético” para el público.

 

Con respecto a la segunda, el interlocutor explicó: “El cine también es una industria que genera unas mercancías, que son las películas”. Naturalmente, abundó, la industria cinematográfica involucra la producción, la promoción y el mercado, pero también la circulación del producto y a los consumidores.

 

Francisco Peredo puntualizó las herramientas y estrategias que hacen del cine “un recurso didáctico complementario”, pero indudablemente de gran valor. El cine, precisó, es un recurso de enseñanza-aprendizaje valioso; es decir, “por sí sola una película no lo contiene todo; su contenido lo debemos complementar, comparar y confrontar con archivos diplomáticos, gubernamentales, con la información de los periódicos. Si realizamos la reconstrucción histórica de una sociedad dada, de su contexto social, económico y político-ideológico, los documentos históricos, incluidas las películas y el cine de la época, son fuentes válidas”.

 

En uno de sus libros, Cine y propaganda, el Doctor analiza las películas del auge del cine mexicano, para llegar, así, a una reconstrucción del contexto internacional y de la situación económica, política y social nacional. Ahí señala que es poco antes y poco después de la Segunda Guerra Mundial cuando la cinematografía del país expresa, como medio de comunicación, tendencias ideológicas nacionales e internacionales, internas y externas, y se gana un lugar que le permite allegarse de capitales estadounidenses y nacionales para su desarrollo, además de que proyecta artísticamente la vida social de la nación, en la época de su industrialización, entre 1934 y 1960.

 

En las páginas de esta obra, el autor apunta que “México, a partir del régimen cardenista (1934-1940), se inclinó por la vía del desarrollo capitalista, con un fuerte apoyo del Estado a los sectores empresariales, misma que duró y llegó a su apogeo en el régimen de Miguel Alemán (1945-1952), y subraya que el cine fue parte de este contexto y proyecto.

 

En la conversación con el profesor Peredo observamos que es notable su amor por las películas, su entusiasmo al interpretar filmes de diferentes épocas históricas y la vehemencia con la que analiza y reconstruye la situación social, la época y los significados de determinada cinta.

 

En la tarea docente, ahondó, al fin de cuentas uno busca que los alumnos se vuelvan espectadores más atentos, analíticos y críticos de la realidad, y el cine coadyuva a ello. De hecho, “para nosotros como estudiosos de los procesos y la historia de la comunicación, y de la sociología del cine, sí es importante hacernos
de algunas herramientas y estrategias para “ver” el cine con atención, analizarlo y
aprovecharlo en la enseñanza.

 

Puntualizó que la Universidad es un espacio privilegiado, en el que, por excelencia, se desarrollan las herramientas de estudio de las distintas zonas del saber y, por consiguiente, las estrategias para que los estudiantes se aproximen al conocimiento del objeto estudiado.

 

“En las comunidades académicas, universidades y centros de investigación, sí tenemos un mínimo compromiso para aproximarnos a la producción cultural de otra manera; por ejemplo, mediante el auxilio del cine. En el campo de las ciencias sociales, además, “estamos obligados y comprometidos a que los alumnos conozcan a cabalidad los objetos culturales”.

 

— ¿De qué manera reciben los estudiantes este recurso didáctico y este proceso
de aprendizaje? 

 

— “En general lo aceptan bien, sobre todo cuando tienen claro que se trata de reflexionar sobre una conjunción de fuentes: ver una película, pero también leer textos; es decir, se les explica bien la dinámica. Una cinta por sí sola no es la explicación, también es todo lo demás, documentos diplomáticos, gubernamentales, periódicos, revistas, críticas. A veces les pido a los estudiantes que vayan a la Hemeroteca Nacional a consultar los diarios de determinada época, a fin de que vean el tono del momento en la publicidad, las noticias y las críticas, y puedan entonces interpretar”.

 

Francisco Peredo Castro insistió en la hermosa y compleja complicidad entre aprendizaje e investigación, entre estrategias y técnicas, entre docente y estudiantes. “Creo que es todo el conjunto lo que construye la riqueza de este proceso de aprendizaje», concluyó.