La mirada de la juventud ante la exclusión social
Con información de Karla García López

Simposio Jóvenes, subjetividades y dinámicas metropolitanas. Fotografía: Myriam Corte| Gaceta Políticas
Si miramos a la exclusión social como formas de racismo, clasismo, desigualdad económica, capacidades y discapacidades, nos daremos cuenta de que “todas ellas se sobreponen de manera no lineal”, sostuvo la doctora Alice Krozer, de El Colegio de México, durante el simposio virtual, Jóvenes, subjetividades y dinámicas metropolitanas: perspectivas críticas interseccionales, coordinado por Natividad Gutiérrez Chong, del Instituto de Investigaciones Sociales.
Luego de aclararse que en las investigaciones muchas veces se cae en el error de la descontextualización, la doctora Abeyamí Ortega, de la Universidad de Cambridge, remarcó que la interseccionalidad en este proyecto permite visibilizar que “las experiencias de opresión no son iguales en todas las personas”, pues éstas dependen de las dinámicas y marcajes sociales subjetivos de los grupos oprimidos y privilegiados.

Fotografía: Myriam Corte| Gaceta Políticas
Los resultados de la muestra de jóvenes de este estudio, explicó la doctora Alethia Fernández de la Reguera, del Instituto de Investigaciones Jurídicas, señalan, entre otras cosas, que “cerca del 30% de los jóvenes se siente discriminado, pero no sólo por ser jóvenes, sino por ser pobres, por su apariencia física”, a lo que se suma la orientación e identidades de género no heteronormadas, reiterándose la importancia que tiene la categorización.
En cuanto a los tonos de piel, la ponente aludió a las cadenas de privilegio en los jóvenes blancos, pues esto garantiza casi siempre una trayectoria de bienestar económico y escolar a futuro, mientras que para los de piel morena y de escuelas públicas, prevalece la “cultura del esfuerzo”.
En esta parte, la doctora Krozer enunció que “los jóvenes valoran más el trabajo que la educación”, creyendo en gran medida en la meritocracia o capacidad personal e ignorando de manera preocupante la cadena de privilegios acumulativos, en donde el esfuerzo personal no define el éxito, sino los contextos donde se desarrollan, como el capital cultural, lugar de nacimiento y/o el propio tono de piel, pues el racismo opera de distintas maneras.
Finalmente, en la conferencia se apuntó que un resultado preocupante es que en las juventudes, la creencia de que “el color de piel define el destino de las personas”, está ausente o se presenta de modo borroso; no obstante, la doctora Abeyamí Ortega lo consideró como tema de relevancia y sobre todo de alerta, pues se tiene la premisa de que el racismo o no es identificado o es ignorado, y por lo tanto se cae en discursos racializados, en donde el problema no es reconocido y sus consecuencias son minimizadas.