La migración en las próximas elecciones presidenciales estadounidenses

Amando Basurto Salazar

Doctor en Estudios Políticos por la Rew School For Social Research, New York, USA.

El tema de migración en recurrente en las elecciones estadounidenses, pero en algunas ocasiones éste tiene mucho más importancia y centralidad que en otras. Recordemos que tanto la campaña como el gobierno de Donald Trump (2016-2021) incluyeron importantes tonos xenófobos e islamófobos. Asuntos como la construcción del muro a lo largo de la frontera con México, la deportación masiva de inmigrantes sin documentos (especialmente de manera expedita, usando la autoridad conferida por el Título 42), la reducción de flujo de refugiados y migrantes en general, desde países prominentemente árabe/musulmanes, fueron (y siguen siendo) fundamentales en su retórica populista. La probabilidad de que sea reelecto a la presidencia en las elecciones de finales este año vuelve imperante revisar las implicaciones para la política migratoria estadounidense.

 

Según la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza, Donald Trump construyó 458 millas (737 kilómetros) de muro fronterizo; buena parte fue levantado como una valla secundaria, donde ya existían barreras físicas al tránsito. Una vez que el Partido Republicano perdió control del congreso en 2018, el gobierno de Trump declaró Emergencia Nacional en febrero de 2019 y así desvió fondos militares para continuar con la edificación del muro. Esta construcción fue cancelada en enero de 2020, por conducto de una de las primeras órdenes ejecutivas firmadas por el entonces y recién juramentado presidente Joe Biden; fue la única promesa de campaña que su gobierno pudo cumplir rápidamente. 

 

Por otro lado, las políticas migratorias restrictivas del gobierno de Trump fueron facilitadas por el uso del Título 42, que autoriza la expulsión expedita de inmigrantes por razones de salud. Un total de 2.7 millones de personas fueron expulsadas de los Estados Unidos utilizando esto, mientras estuvo activa la emergencia derivada de la pandemia de Covid-19. Al principio de su administración, Joe Biden intentó de manera repetida desactivar la aplicación de esta herramienta, pero distintas instancias judiciales obligaron a que se mantuviera activa hasta mayo de 2023, tras la declaración del fin de la contingencia por SARS-CoV-2.

 

La prohibición de migración y petición de asilo a ciudadanos de países predominantemente musulmanes, establecida desde el inicio del mandato de Donald Trump, fue desafiada frente a las cortes y tuvo que ser modificada. Primero, ésta incluía a ciudadanos de Libia, Sudán, Somalia, Yemen, Irak e Irán; después fueron señalados Nigeria, Eritrea, Tanzania, Kirguistán y Myanmar, y se mantuvo activa hasta unos meses después de que Joe Biden tomó posesión, quien también prometió incrementar la cantidad de refugiados en los Estados Unidos, que Trump había reducido de 15 mil, hasta 62 mil. La promesa no fue cumplida como tal; la administración Biden quitó el límite, pero no ha conseguido cumplir con la cantidad indicada. El problema de fondo es que Trump no sólo redujo el número de refugiados aceptados, sino modificó las categorías de los solicitantes, priorizando personas cristianas con educación, por encima de aquéllas en situación de necesidad. 

 

En busca de la candidatura para su reelección, desde el año 2023 Donald Trump ha radicalizado su discurso anti-mgración y ha prometido medidas más duras, en especial en contra de lo que ha llamado la invasión a través de la frontera sur estadounidense. En efecto, existe una crisis migratoria que involucra a casi la mitad del continente; para tener una idea baste con decir que sólo durante diciembre de 2023, la Patrulla Fronteriza estadounidense reportó casi 250 mil personas arrestadas en la frontera por cruce irregular, lo que es un récord histórico para un solo mes. Por supuesto, los sectores más conservadores y xenofóbicos del Partido Republicano han acusado al gobierno de Biden de un fracaso total en la atención al problema migratorio; los titulares de Texas y Florida también lo han desafiado con medidas de represalia en contra de migrantes que consiguen cruzar la frontera. La vice-presidenta Kamala Harris no ha podido concretar un plan de asistencia con las naciones del llamado Triángulo del Norte de Centroamérica para atender causas de origen y reducir el flujo migratorio, y por ello el tema migratorio parece ser el talón de Aquiles del gobierno estadounidense en turno. 

 

Siendo así, la migración y la llamada “invasión” será un tema constante en el discurso de Donald Trump en el camino a su candidatura e intento de reelección. Llamarle “invasión” no es menor, debido a que él ha prometido usar la autoridad conferida por la Insurrection Act al ejecutivo (un conjunto de legislaciones añejas), para hacer uso de las fuerzas armadas estadounidenses al interior de su propio territorio en casos específicos, como en el de requerir suprimir rebeliones o repeler invasiones.