Foto: Grupo Planeta

El lenguaje de los audiovisuales, un puente entre el entretenimiento y la cultura

Ericka Andrea Rodríguez Velásquez
Maestra en Comunicación y Tecnología Educativa

“Los lenguajes son sistemas de comunicación enraizados en la naturaleza humana”.
Noam Chomsky

Nuestros sistemas de comunicación no se reducen a uno solo. Nos comunicamos vía oral, escrita, gráfica, gesticular, con mímica, a través de los sentidos, o por medio del mundo de lo tangible; pero en el lenguaje audiovisual lo hacemos a través de una de sus vertientes, que es la industria del entretenimiento. ¿Te has preguntado de dónde viene la capacidad de elegir lo que queremos o no ver en el cine, la televisión y las redes sociales?

 

El investigador norteamericano Noam Chomsky (Escutia, 2012) afirma que el cerebro humano, gracias a su carga genómica, es capaz de aprender y reconocer casi cualquier sistema de lenguaje sin importar su origen racional o su ubicación geopolítica. Es parte de la naturaleza del hombre el reconocer símbolos y signos, que por ser parte de la evolución humana, se identifican como propios.

 

En el caso de los audiovisuales sucede algo parecido, estamos frente a un sistema de comunicación gráfica y sonora enmarcada en una historia; pero como en todos los lenguajes, el audiovisual demanda una enseñanza y es justamente el aprendizaje visual. ¿En qué consiste?

 

Se trata de una estrategia educativa que realiza nuestro cerebro, basada en clasificar —citando a Aristóteles—, categorizar y formular conceptos, y por tanto contenidos, para entender el lenguaje que estamos usando. Y todo lenguaje es un conjunto de signos y símbolos, postulados en acuerdo social por la comunidad, que los ejerce para lograr entendimiento mutuo.

 

¿Pero qué tiene que ver el lenguaje, la clasificación y los audiovisuales? Resulta que mucho, para elegir alguna serie de TV, película, incluso videojuegos estaríamos obligados a saber cuál es la clasificación de contenidos con relación a sus distintos públicos, y de esta manera evitar el lenguaje inapropiado, escenas de alto contenido sexual o de violencia, si es que incomoda o no se está buscando. Lo anterior preocupa en mayor parte a los padres de familia cuando se trata de la exposición al público infantil.

 

La clasificación propone un espacio de apreciación en los diferentes géneros televisivos, es decir si se conoce un poco más sobre el contenido se tendrán más herramientas o elementos para disfrutar el producto.

 

La historia se hace parte de cada uno en el momento en que el lenguaje es aceptado por el espectador, porque se entiende y existe una empatía. Es entonces cuando el individuo decide interactuar con la historia a través de las emociones.

 

Pero en el mundo de la producción suelen existir trampas o anzuelos para provocar un interés por lo desconocido. Es entonces cuando la química cerebral responde al llamado de la curiosidad, cualidad humana, y surge un impulso que incita a explorar nuevos lenguajes, aun con el temor de no entenderlos de manera correcta. Lo interesante no es el descubrimiento o la compatibilidad con un lenguaje relativamente nuevo, sino lo que implica experimentarlo.

 

¿Pero cómo se traduce lo anterior en alfabetización mediática? Pues bien, todas las personas nos construimos como seres sociales porque desde que nacemos la sociedad nos prepara para entrar o encajar en un mundo con estereotipos. La educación nos forma en un contexto cultural, el cual permite que se tomen decisiones de consumo. No obstante, no está claro cuál es el camino que se elige para sostener un diálogo con la imagen, el cual puede ser constructivo o destructivo. Ese es el punto.

 

El descifrar las imágenes se hace fascinante. No obstante, hay diferentes tipos de lenguajes audiovisuales, pero no todos caen bien al mismo público; es menester diversificarlos diversificarlos, por lo que, en el mundo del audiovisual, el contenido se clasifica de acuerdo con la edad del consumidor.

 

La comunicación que establece la imagen en movimiento con el espectador es producto de una mediación entre una serie de códigos; una manifestación de signos, símbolos y un contexto de vida; un camino recorrido, largo o corto. La significación es un proceso constante y dinámico (Barbero, 1998).

 

Justo la persuasión de la imagen cumple con su labor seductora cuando no importa si la retórica o léxico del audiovisual es captado en su sentido original. De esta manera, la imagen trastorna, más no transforma.

 

El hilo sigue esta secuencia; el lenguaje es el medio en donde la comunicación confluye con los sentidos y la razón, la mediación es lo que resulta de los medios masivos de comunicación y el contexto social; por lo tanto, la alfabetización o aprendizaje audiovisual es ese poder que nos hace libres de elegir lo que se mira a través de las pantallas, el porqué y los resultados.

 

La alfabetización audiovisual nos hace capaces de decidir nuestro consumo con gran responsabilidad. Nos permite desarrollar el criterio para discernir la realidad producida y confrontarla con la cotidiana, la que no está maquillada, aunque tal vez sí actuada. La naturaleza de las historias está mediada por su clasificación, por eso es importante conocerla, para que las sorpresas no sean satanizadas en caso de no responder a nuestro interés personal.

Referencias:
  • Escutia, Marciano. 2014. Chomsky, la naturaleza humana, los errores de la ciencia y una propuesta complementaria de C. S Lewis. Universidad de Navarra, España. Recuperado de https://www. unav.edu/web/ciencia-razon-y-fe/chomsky-la-naturaleza-humana- el-lenguaje-y-las-limitaciones-de-la-ciencia
  • Pastor Cruz, José Antonio. (1998). Aristóteles y la sofística. Valencia, España. Recuperado de https://www.uv.es/~japastor/ aubenque.htm
  • Ruiz Marín, Eduardo. (2004) Una propuesta metodológica para la investigación de las mediaciones. Recuperado de http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1815-02762004000100011

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