Grupos porriles y otras formas de violencia

Mesa sobre Violencia e inseguridad. Fotografía: Daniela Martínez| Gaceta Políticas
En la mesa, «Violencia, inseguridad y porros en la vida universitaria», del ciclo: Diálogos de la Facultad sobre temas de Coyuntura, se expuso un contexto histórico de la violencia generalizada en el país; las formas de ésta en la Universidad, incluyendo a los grupos porriles, y cómo éstos han evolución a organizaciones más estructuradas que sirven al mejor postor y cuyo objetivo sigue siendo desestabilizar.
Los temas coyunturales son los que alimentan este ciclo; en él se discuten de manera teórica, plural, y desde la academia, los temas de actualidad que afectan no sólo a la UNAM, sino a México, explicó el coordinador de Análisis de Coyuntura y Prospectiva Social de la FCPyS, Mauricio Márquez.
Los grupos de choque siempre han existido en la Universidad, no forman parte de una situación aislada, pero en la actualidad han escalado a niveles insospechados. Los hechos ocurridos el 3 de septiembre sólo fueron una síntesis de los problemas ya existentes dentro de la institución, mencionó Christian Ascensio Martínez, doctor en Sociología.
“El porrismo es un tipo de violencia específico para la Universidad, multipartidista y multifuncional, porque no sólo sirve a un solo grupo, sino a diversos intereses, sostuvo Edgar Tofaya, doctor en Filosofía de la Ciencia. Indicó que los recientes eventos de agresión contra los alumnos buscaron, claramente, primero desestabilizar y segundo, crear un conflicto en el gobierno en transición, así como generar inseguridad dentro de la Máxima Casa de Estudios.
La psicoanalista y licenciada en Sociología, Adriana Hernández, también señaló que ésta no es una situación aislada y hay diversos factores que llevan a los jóvenes a unirse a estos grupos. «No se debe olvidar que lo podrido está adentro, no sólo es un problema externo de la universidad, también es interno”, puntualizó.
Los ponentes coincidieron en la necesidad de que esta realidad no sólo se quede en un diálogo, sino se logre visibilizar la violencia que sufre la Universidad. Lo principal, acordaron, es que el movimiento que surgió después de los ataques no debe terminar y las mesas de trabajo deben continuar para que estos temas formen parte de una agenda de análisis permanente.