Fotografía y realidad social

Encuentro Internacional Fotografía y Realidad Social. Fotografía: Myriam Corte| Gaceta Políticas
Culminó el Primer Encuentro Internacional Fotografía y Realidad Social con la conferencia magistral “La fotografía: ¿mentira, arte o realidad social?”, a cargo del doctor en Historia por la Universidad de California, John Mraz, charla que giró en torno a los tres ejes temáticos de lo que puede llegar a ser una toma: mentira, arte o realidad social, pues en palabras del expositor, “la fotografía en sí misma es un medio”.
Para explicar cómo la fotografía puede ser mentira, el doctor hizo un comparativo entre aquellas imágenes que captaron hechos reales y aquellas que fueron manipuladas o modificadas en función de la conveniencia de algún régimen o contexto histórico específico. Como ejemplo mostró una fotografía en la que Trotsky aparece con Lenin, y cómo después Trotsky fue eliminado de la foto.
También mencionó la injerencia de la tecnología en materia de digitalización como un medio que confirma o no la veracidad de una imagen, mediante exámenes forenses de fotografía, por ejemplo.
Respecto a la cuestión: ¿la fotografía es arte?, mencionó que sólo el 5% de éstas son arte mientras el otro 95% no lo son. Pero, ¿por qué existe esta tendencia a generalizar la fotografía como arte? John Mraz dijo que lo hacemos porque “la historia de la fotografía como arte se ha construido por los intereses de galerías, de museos, inversionistas y coleccionistas” que obtienen ganancias considerables mediante su reproducción. Además de que la mayoría de las aproximaciones hacia la fotografía se han hecho desde la perspectiva artística y no de la social.
Lo que nos lleva al siguiente eje, ¿la fotografía es realidad social? Sí, es un actor social más que sirve de catalizador, mediante el uso de la huella o prueba, para que se dé solución a problemas que muchas veces se niegan, como la pobreza, la guerra o incluso el acoso sexual hacia las mujeres en la calle.
En el caso de México, mencionó, la fotografía comenzó a ser un verdadero medio de crítica hasta la época posrevolucionaria, pero de ahí en adelante nuestro País y Brasil son de los pocos que mantienen una tradición fotográfica crítica. Mostró ejemplos de fotografías en movimientos estudiantiles como el 68 y el “halconazo” del 71, que fueron las pruebas que contradijeron la verdad oficial que se quiso difundir por los medios de comunicación alineados al sistema.
Al final cerró diciendo que “como fotógrafos y fotógrafas, como estudiosos y estudiosas, nuestro deber es el de impulsar con ejemplos y con críticas constructivas, con proyectos de vidas saludables e inteligentes y apasionadamente, comprometidos con el deber de utilizar este instrumento tan poderosos para informar en lugar de desinformar, para decir verdades en lugar de mentiras, y para incluir a los y las que han sido ignorados por el discurso dominante”.