Emoción ante la música de «On the road»
Por Samantha Varela Pineda

Gran presentación musical. Foto: Fabián Mendoza
Las luces tenues iluminaban el escenario y la media penumbra permitía ver los instrumentos. Los micrófonos estaban listos, los murmullos se intensificaban con cada minuto que pasaba y de pronto la multitud estalló en gritos y aplausos al escuchar los primeros acordes de On the road.
La atmósfera estaba cargada de la emoción del público que se encontraba aplaudiendo al ritmo de la canción, y la energía en el escenario era impresionante.
Taylor Díaz, Renee y Walter Esau se proyectaban en cada acorde y los espectadores se entregaban por completo al poder de la música.
Con cada nota, el Auditorio Ricardo Flores Magón de la Facultad se llenaba de descargas eléctricas que recorrían el cuerpo de los asistentes, quienes se sumergían cada vez más en las melodías envolventes y ritmos creados para conectar a todos en una experiencia colectiva inolvidable.
Los artistas se encontraban envueltos en el resplandor de las luces en el escenario e irradiaban una pasión palpable por su arte, entregándose por completo a la música y contagiando de entusiasmo a su público. Cada uno de sus gestos era tan intenso y notable que resultaba imposible ignorar nada; al contrario, en todo momento mantuvieron a la audiencia cautiva y absorta en su actuación.

Walter Esau y músicos en escena. Foto: Fabian Mendoza
Entre melodías, el cantante tomó un momento para dirigirse a los fanáticos, agradeciendo el apoyo y compartiendo anécdotas personales que añadieron una dimensión más humana e íntima al concierto. La conexión entre los artistas y su público dio gran significado y profundidad a la experiencia, creando la sensación de que todos estábamos unidos en un momento único y especial.

El Auditorio Ricardo Flores Magón fue el escenario del concierto. Foto: Fabián Mendoza.
Las últimas notas sonaron en el aire, los músicos se despidieron entre las ovaciones, los aplausos ensordecedores, la euforia todavía en el ambiente y la satisfacción de los espectadores, mismos que abandonaron el recinto con enormes sonrisas en sus rostros.