El discurso y la cuarta transformación

Académicos de la Facultad analizan el papel de la retórica y el discurso en la acción política y social. Foto: Octavio Gómez/Proceso
En el Segundo Coloquio, El espacio público como lugar de inclusión y enunciación múltiple: el discurso político hacia la cuarta transformación, organizado por el doctor Felipe López Veneroni, a través de la Coordinación de Ciencias de la Comunicación, encabezada por el doctor Iván Islas se expuso que la finalidad de estas charlas es provocar en el estudiante mayor interacción con el entorno político y social del país, así como buscar soluciones viables a las distintas problemáticas existentes.
López Veneroni habló sobre el giro semántico que un discurso puede tomar; por ejemplo, dijo, el movimiento estudiantil tenía un proyecto inicial y a la postre se le fueron colgando otro tipo de argumentos, que no necesariamente venían al caso, lo cual está estrechamente relacionado con la gobernabilidad, la idea de nación y de identidad política. Precisó varios puntos: que las prácticas discursivas en el espacio público tienen contradicciones; sin discurso no hay comunicación ni política; lo esencial es la construcción de sentido a través del discurso, y precisamente, la capacidad de interpelar ciertas retóricas es la tarea de los estudiantes de ciencias sociales.
En la primera mesa, el doctor Pablo Cabañas se refirió al racismo y la discriminación en los discursos, por ejemplo, el del ex presidente del Partido Revolucionario, Ochoa Reza, quien apuntó, «a los prietos de Morena les vamos a demostrar que son prietos, que ya no aprietan». Luego de apuntar que las medidas tomadas por las instancias pertinentes frente a tales palabras fueron nulas y no se dio ninguna sanción, el académico planteó que en la sociedad mexicana están presentes tanto las castas como el mestizaje, lo cual repercute en la exclusión en diversos espacios públicos y provoca barreras invisibles que el propio individuo acepta y sabe que no puede traspasar.
Úrsula Albo tocó el tema de los memes, difundidos por «las otrora mal llamadas redes sociales, que han dejado de ser eso y ahora son empresas, medios que controlan la información, espían, censuran y hacen filtraciones a los usuarios». Sostuvo que el meme permite aludir a cosas que no se pueden decir en serio, va ganando relevancia en los medios masivos y en las charlas cotidianas; se mofa del discurso político; le contesta y discute al discurso oficial; es complejo y sencillo; para su elaboración se toma en cuenta el contexto y se ubicar al receptor; crea un doble discurso disfrazado de humor.
Andrew Kennis siguió con el tópico de los medios de comunicación, a los que ubicó como empresas, con dueños multimillonarios, donde se trabaja con un sesgo informativo, dobles discursos, falta de ética, donde no todos los temas se investigan a fondo, y por tanto no se informa realmente a la sociedad sobre asuntos relevantes y complejos, como es el TLCAN, por ejemplo.
Durante la segunda ronda, Felipe López Veneroni resaltó que sólo podemos comprender la realidad a partir de la acción social, misma que es de dos tipos, aquélla orientada hacia los fines, que es de carácter instrumental, y la encaminada hacia ciertos valores, una racionalidad ético normativa. En este marco, explicó que no es lo mismo plantearse qué puedo hacer a qué debo hacer; he ahí la importancia del discurso. Enfatizó que desde la Revolución de 1910 no ha habido un discurso ético normativo, capaz de presentar un proyecto de nación amplio, incluyente, con una visión de largo alcance; mucho menos con el neoliberalismo y sobre todo en el periodo salinista, cuando se incrementó la corrupción, la pobreza y la concentración de la riqueza. Señaló que el voto brindado por la ciudadanía, el 1o. de julio, busca en parte la elaboración de un discurso de transformación, de regreso de la función del Estado y del Gobierno a nuestro país.
El discurso demagógico fue el tema del doctor Carlo Magno. Afirmó que la publicidad política es en realidad un discurso político mediatizado, donde la palabra cede significación ante la ambigüedad. El licenciado César Augusto reflexionó sobre el código representativo, como un reto discursivo hacia la cuarta transformación. En éste debe haber la posibilidad de cambio y eliminación de vicios institucionales, ajuste del gasto público, no despilfarros en las estructuras burocráticas más altas, y el no regreso a una forma autoritaria de gobierno.