Discursos que oprimen

Presentación del libro: Una mirada al feminicidio. Fotografía: Estefanía Sánchez| Gaceta Políticas
¿Cuál es el lugar del varón y su responsabilidad ante los cambios de la condición femenina?, fue la pregunta con la cual el licenciado Jonathan Ojeda abrió la mesa de análisis Masculinidades, que formó parte del VII Coloquio Latinoamericano de Estudios de Género.
“Ser hombre representa una carga social”, aseguró Ojeda, y añadió: esta carga social siempre nos ha condenado, como varones, a ser los salvadores del mundo. Luego se preguntó: ¿Quiénes son dueños del discurso público de la masculinidad? Y respondió: siempre estamos atacados, bombardeados con ciertos modelos masculinos por parte de los medios de comunicación.
Ojeda también habló del papel de los libretos de género. Dijo que éstos forman parte de una ideología que se convierte en ley, pues crea cuerpos sometidos, dóciles y encadenados.
Afirmó que la masculinidad hegemónica es un criterio de validez que se debe ir desdeñando para crear otras posibilidades de ser hombre –desde un orden ético–, pues hoy para el varón trabajar significa sacrificarse por la familia y para la mujer abandonarla.
El licenciado José Andrés Díaz Hernández mencionó la importancia de los esquemas panópticos del discurso cultural de la heteronormatividad. Explicó que la heterosexualidad parece una norma natural irrefutable con la que se ha oprimido a los seres humanos que no se adscriben a esa norma imperativa. “Es un régimen simbólico que apuesta a cierta universalidad arbitraria que desconoce otras posibilidades de formación y relación entre los seres humanos”.
Todo lo que no se adscribe al parámetro de lo heterosexual oprime, abundó Díaz, pues una persona al no cumplir con sus criterios es segregada, señalada, excluida, injuriada y en última instancia aniquilada, razón por la cual se presenta alta saña de violencia contra quien transgrede las “leyes”.