Desapariciones forzadas e indulgencia gubernamental
“La guerra es tan compleja que sobrepasa la capacidad de la mente humana de comprender todas las variables.” – Andreas Schedler”

Mesa de análisis sobre Desaparición forzada. Fotografía tomada de Internet.
La desaparición forzada, entendida como el arresto, detención, secuestro o cualquier otra forma de privación de la libertad, fue el tema principal en el Seminario de análisis de coyuntura en el que participaron los licenciados Armando Romero, egresado de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, y Lucía Chávez, directora de Investigación de la Comisión Mexicana de Derechos Humanos.
Las desapariciones forzadas no es un tema desconocido para los mexicanos, ya que si bien el país no se encuentra en medio de un conflicto armado, las cifras en este terreno son descomunales. “Los antecedentes de este fenómeno se encuentran desde la guerra sucia, pero antes de 2006 no era un problema tan grande como hoy, expuso Chávez, quien agregó que aun con la información oficial del portal de Transparencia, comunicados de prensa y estadísticas del INEGI, nunca es suficiente para obtener números totales.
Hay 1187 casos por desaparición forzada registrados en fuentes oficiales del gobierno de la República, sin embargo, esta cifra difiere mucho de la realidad, pues en muchos casos, además de que la carpeta de investigación no denota una desaparición forzada, muchos Estados no tenía, hasta hace un par de años, un departamento penal para la investigación de este tipo de hechos. En suma, sólo el 5% de los casos proceden.
Por otro lado, la autoridad competente no lleva a cabo las gestiones necesarias para esclarecer los hechos, y sólo hay 40 Ministerios Públicos que investigan este tipo de delitos.
El maestro Armando Romero, con maestría en Comunicación Política por la Universidad Autónoma Metropolitana, y quien ha colaborado en estas indagaciones, reseñó uno de tantos casos, que suelen repetirse siempre. Citó que Juan Hernández Manzanares fue un policía federal capacitado en el manejo de armamento especial. El 19 de febrero de 2011 desapareció junto con otros compañeros en un hotel de Nuevo León. Días después se dio el informe de su desaparición por parte de sus familiares, no de la policía, la cual ya lo había reportado por abandono de trabajo y le había quitado todos sus derechos.
Añadió que el número de casos en las distintas entidades es crítico. De 2006 a la fecha se ha incrementado en un 50% (35 mil hechos aproximadamente): 1956 en Nuevo León en 2011, 1678 en Guerrero entre 2007 y 2018, rapto de 17 jóvenes durante la primer marcha de Ayotzinapa, tres cineastas en Jalisco en 2017, ocho mil carpetas por desaparición desde 2005 a 2018 en Tamaulipas.
Pero, ¿qué pasa con todos estos casos, sólo se archivan, qué hacen las autoridades? Lo común es la negativa y falta de seguimiento por parte de los departamentos judiciales. Ante esto, y dado que no es suficiente el trabajo de la autoridad, la misma sociedad, en apoyo a las familias afectadas, empiezan a crear colectivos de búsqueda.
El hecho de que distintos sectores hayan comenzado a levantar la voz ante este tipo de delitos, dijo Romero, ha generado un reconocimiento público sobre el gran desafío que el país tiene a futuro; es decir, «entre más visible seas, mas protección tienes”. No obstante, estas indagaciones no las tendrían que realizar dichos grupos; esa es y debería ser la función de la autoridad. “Me parece que la palabra indulgencia se queda corta, tenemos un estado criminal, incapaz y voluble”, precisó Chávez.
Y a todo esto, ¿qué pasa con los medios? Hay algunos que cubren el tema, pero no tenemos el foco de las grandes televisoras o de los periódicos, por lo regular son medios por internet; sin embargo, sin importar cuáles son, hay que reconocerlos y cuidarlos por estar ahí”, puntualizó Romero.
Sin duda, la administración entrante deberá tener en su agenda alternativas a esta realidad nacional. “Si México llega a tener justicia transicional, sin duda será la más compleja del mundo; es demasiado lo que está en juego, externó Chávez.