Derechos de cuarta generación o digitales
Por Luis Alfredo León Barrera

Derechos digitales. Fotografía: América Alonso| Gaceta Políticas
Una de las garantías fundamentales del hombre en este inicio del siglo XXI son los llamados derechos de cuarta generación o digitales; es decir, el uso de internet y su impacto en la vida social, cultural, laboral, política y económica, subrayó el maestro Francisco Javier Morales Camarena, director de Educación Cívica y Participación Ciudadana del INE, en la conferencia, Participación ciudadana. Una agenda pendiente.
Luego de apuntar que entre las más importantes prerrogativas de este tipo se encuentran el derecho a la desconexión digital en el ámbito laboral, el expositor sostuvo que con la actual pandemia se ha hecho evidente la necesidad de que la ciudadanía conozca estos derechos para exigir su cumplimiento, lo cual entra en el debate contemporáneo sobra la regulación de las plataformas virtuales.
Al respecto, el ponente informó que ya a finales de 2020, el parlamento europeo presentó una serie de reformas en el terreno digital, como controlar el contenido on line, determinar obligaciones para las grandes empresas tecnológicas, y exigencia de trasparencia en el uso de datos.
Asimismo, el interlocutor recordó que en 1789 fue aprobada la Declaración de los Derechos Humanos, y un par de años después se proclamó la de los Derechos de las mujeres y de la ciudadanía, ya que éstos fueron relegados del primer documento, lo cual muestra que las leyes y el Derecho van retrasados frente a la realidad o van dejando fuera experiencias y garantías fundamentales.
El doctor Fernando Barrientos del Monte, de la Universidad de Guanajuato, aseguró que el ciberespacio ha modificado en poco tiempo las relaciones sociales y cada vez somos más dependientes de él. Informó que en 1990 el 25% de la población mundial tenía acceso a internet, pero en 2020 la cifra se elevó a casi el 60%, razón por la cual, si bien existen grandes brechas en el acceso, la acción virtual se ha convertido en el motor de las superpotencias, al tiempo que ha creado mayor dependencia en los países poco desarrollados.
Explicó que internet es un servicio que ofrecen las empresas privadas pero su uso es público; por ello es necesaria la intervención del Estado en su funcionamiento; no como un hecho de intromisión, sino para regularlo y con la finalidad de que las personas no queden en estado de indefensión.
En coincidencia con su colega, la doctora Laura Reyna de la Garza, señaló que los derechos en la era digital tienen ciertos rasgos que los hacen especiales y permiten clasificarlos en los no traducibles, es decir aquellos ya existentes y que se estiran al entorno digital, y los que también se derivan de los ya presentes pero se trasladan al entorno digital, como la protección de datos personales, la restauración del daño moral, la libertad de consumo y la libre asociación en la red, entre otros.
Pero los más complicados son los derechos propiamente digitales, que son los de nueva creación, como el acceso igualitario; el derecho a la privacidad, intimidad, desconexión, no obsolescencia, neutralidad en la red y, sobre todo, a la verdad. Estos derechos deben tener como base la libertad e igualdad: por ello el gran reto en este momento es implantar reformas para regularlos, concluyeron De la Garza y Barrientos del Monte.
En la conferencia, organizada por la Cátedra Francisco I. Madero, también participó el doctor Fernando Castañeda, presidente del Comité Administrativo de la misma.