COVID-19 y sus impactos en las mujeres

COVIDviendo. Secuelas políticas y sociales. Fotografía: Silvia Escamilla| Gaceta Políticas
Con la pandemia, la desigualdad social en el país se acentuó en tres ejes: salud, economía y violencia contra las mujeres. Así se alertó en la videoconferencia COVID-19 y desigualdades sociales: los impactos específicos en la vida de las mujeres, presidida por las doctoras Lorena Umaña, coordinadora del Centro de Estudios Sociológicos de la Facultad; Cecilia Paz Contreras, de la Unidad de Género de la FCPyS, y Laura Aguirre, directora del periódico feminista Alharaca.
Como parte de la serie, COVIDviendo. Secuelas políticas y sociales, en esta charla se reconoció que el sector de enfermería se encuentra en la primera línea de batalla contra el COVID-19, y que éste está compuesto en un 85% por mujeres, mismas que a pesar de su gran labor han sido atacadas y discriminadas, un tanto por el miedo colectivo generado por la enfermedad.
A la par, otro grupo de mujeres afectadas por la contingencia, dijeron las docentes, son las derechohabientes a alguna institución médica, sobre todo las embarazadas, a quienes se han restringido servicios de salud y son incitadas a dar a luz en sus casas; lo cual si bien es un método preventivo frente a la epidemia, pueden ponerlas en riesgo, así como a sus hijos.
Las especialistas indicaron que un servicio más que también se ha visto limitado es la interrupción del embarazo, pues los riesgos aumentan al ejecutar una intervención quirúrgica; sin embargo, esta tendencia podría incrementar las gestaciones no deseados en niñas y adolescentes.
En cuanto al escenario económico, explicaron, el grupo más dañado en esta etapa es el informal, pero la dificultad aumenta si el trabajador es una mujer. Hay casos en los que se ha optado por pedirles a las empleadas domésticas, por ejemplo, que permanezcan en las casas donde laboran y dejar abandonadas a sus familias, si es que quieren conservar el trabajo. De igual modo, mujeres que no están laborando han dejado de recibir su sueldo, con lo cual su situación es muy difícil.
Sumado a lo anterior, la carga de tareas para las mujeres se ha elevado, pues deben desempeñarse como educadoras y ayudar a los niños con sus dudas, debido a la educación a distancia; encargarse de los quehaceres domésticos; administrar los recursos del hogar y el abasto de alimentos, todo esto mientras continúan con su labor profesional cotidiana, que en algunos casos ha aumentado debido al recorte de personal.
Por si fuera poco, derivado del aislamiento social y la crisis sanitaria, se reporta un incremento en la violencia de género, pues muchas de las víctimas se encuentran encerradas con sus agresores. De este modo, mientras los casos de violencia en general han bajado en un 20%, las denuncias a las líneas de emergencia por abuso sexual y violencia intrafamiliar han crecido de manera notable entre abril de 2019 y abril de 2020.
Así, la explotación sexual y la dependencia económica en la que están atrapadas algunas mujeres vulneran sus derechos humanos y evidencian la falta de acciones permanentes de prevención y atención a la violencia de género, sentenciaron las oradoras.