Conflicto israelí-palestino, otro problema para Trump

Jaime Isla e Isaías Barreñeda. Fotografía: Myriam Corte|Gaceta Políticas
¿Cómo definir la postura del gobierno estadunidense ante el conflicto israelí-palestino? El doctor en Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid, Isaías Barreñeda Bajo, definió la posición de la administración Trump como “una ruptura con los objetivos históricos planteados por exmandatarios norteamericanos”.
En la conferencia magistral, Palestina y el plan Trump, organizada por el doctor Moisés Garduño, a través del Centro de Relaciones Internacionales de la Facultad, Barreñeda dio una explicación histórica acerca del conflicto, que inició su etapa moderna con la creación “colonizadora” del Estado de Israel en 1948. Señaló que Estados Unidos, en la administración de Barack Obama, privilegió la relación con los “Tigres Asiáticos”, Corea del Sur, Singapur, Taiwán y Hong Kong, así como con China y Japón, antes que con Medio Oriente. Agregó que aun con este distanciamiento los objetivos no cambiaron: se contenía a los enemigos con despliegue militar, se cuidaban los intereses económicos mediante tratados comerciales y se combatía al terrorismo.
Las recientes decisiones unilaterales del gobierno de Trump, como trasladar la embajada de Estados Unidos a Jerusalén, en diciembre de 2017, han creado una imagen negativa del país ante la comunidad internacional. El papel mediador que desempeñó el gobierno norteamericano desde los años cuarenta en el conflicto israelí-palestino es cuestionado hoy en día por Mahmud Abás, presidente de Palestina, quien demanda neutralidad, una actitud que, de acuerdo con Isaías Barreñeda, el mandatario estadunidense no ha tenido.
La charla terminó con una reflexión acerca del llamado “Acuerdo del siglo”, un documento que presentará la Casa Blanca a la ONU para terminar con el conflicto y que, según Barreñeda, fue creado por un grupo proisraelí, cercano a Trump; una élite donde figuran David Friedman (embajador en Israel), Jared Kushner (su yerno), Nikki Haley (embajadora ante la ONU) y Mike Pompeo (secretario de Estado), todos con marcadas tendencias a favor de Israel y poca experiencia en relaciones exteriores.