Capitalismo verde, reto ambiental
Por Luisa Díaz González Castelazo

Imagen: Freepik
En Latinoamérica, la crisis ambiental ha empezado a causar estragos y presenta grandes retos para el futuro en la región; para solucionarla destacan dos posibilidades: la del capitalismo, basada en una lógica de explotación, y que valiéndose de la tecnología busca seguir extrayendo recursos de la zona y enriquecer a las potencias; y la de la contraparte social, que resiste a las empresas transnacionales y buscan sobrevivir con nuevas formas de organización.
Para abordar las diferentes aristas de este fenómeno se efectuó en la Facultad la mesa: “Transición energética: activismo y nuevos actores en América Latina”, en la que se discutieron temas como el extractivismo, el papel de la región en la lucha por el control geopolítico entre Estados Unidos y China, y las resistencias a la sobre explotación por parte de grupos diversos.
Aún más, en la actualidad, el mundo se enfrenta con una serie de retos ambientales que tienen el potencial de convertirse en una crisis existencial y son una amenaza para el futuro de la humanidad. Anisley Morejón, doctora en Filosofía por la Universidad de La Habana, explicó que esta problemática tiene un carácter sistémico y que en la región, en específico, se compone por una serie de condiciones que no son reductibles ni deben verse de manera aislada: estrés hídrico (cuando la demanda de agua es mayor a la disponible), deforestación, degradación de tierras, salinidad de los suelos, pérdida de diversas especies, etcétera, a lo que se suma el cambio climático, ocasionado por los gases de efecto invernadero.

Anisley Morejón. Foto: Patricia Trejo
De acuerdo con la ONU, Morejón señaló que para 2030 el mundo enfrentará un déficit global de agua del 40%, lo que provocará conflictos entre diferentes grupos; además, para 2050 se esperan 17 millones de desplazados climáticos tan sólo en la región latinoamericana. El panorama es desalentador y estas proyecciones permiten dimensionar la magnitud de los retos actuales.
Anisley Morejón indicó que como respuesta a la crisis se impulsa una transición energética, basada en fuentes de energía alternativa, lo cual permitiría no tener que cambiar el modelo del sistema ni la forma de consumo, que es lo que ha llevado a la sobre explotación de los recursos. La tendencia es un capitalismo “verde”: una modernización ecológica del sistema en la que se aproveche la innovación tecnológica, es decir, se cambiaría la forma en que se consigue la energía, pero no cómo se utiliza. Mientras tanto, otros grupos sociales se atreven a pensar en alternativas fuera del sistema capitalista, añadió la académica.
Morejón puntualizó que en la pandemia aumentó el extractivismo de recursos naturales, igual que las violaciones a derechos humanos y el asesinato de activistas ambientales en la región. “Los ataques a comunidades indígenas están relacionados con fuentes renovables y extractivismo para conseguir los materiales necesarios para la transición energética”.

Anisley Morejón, Carla Vázquez, Grace Nogales y Miguel A. Urquijo. Foto: Patricia Trejo
Por su parte, Miguel Ángel Urquijo Pineda, doctor en Estudios Latinoamericanos, dijo que el neo-extractivismo en el siglo XXI es una continuación del que ha existido en América Latina desde la Conquista. Las materias primas de esta área se convierten en riqueza cuando se utilizan por empresas de las potencias mundiales.
Precisó que hoy en día China ha incursionado en diversas naciones de América Latina, haciendo alianzas estratégicas con Venezuela y Brasil, para lograr un control geopolítico en los territorios de la región y disputar su dominio con Estados Unidos. Abundó que la nación asiática mantiene el tradicional paradigma desarrollista en el que se busca la subordinación económica de los países y una nueva dependencia.
Informó que en la selva amazónica, dos grupos han presentado resistencia a los proyectos de desarrollo: los Munduruku, en Brasil, movilizados en 2015 contra la hidroeléctrica “Complejo Tapajós”, y los Yanomami, en Venezuela.
A su vez, Carla Vázquez Mendieta, comunicóloga de la FCPyS y miembro de la Fundación Rosa Luxemburgo, mencionó que los actores que se oponen a estos planes de desarrollo, por lo general no tienen la crisis climática ni la transición energética en el centro de su agenda, sino son temas que atraviesan sus vidas por otros factores y se ven afectados por sus consecuencias. “Se trata de comunidades territoriales que tienen otras prioridades de acción”, concluyó.