Autobús de la FCPyS, motor de inolvidables prácticas de campo
Por Samantha Varela, Fabián Mendoza y Adriana A. Peñaloza

Foto: David Cabrera.
El autobús destinado a las prácticas de campo de los alumnos de la FCPyS y a trasladarlos a eventos de gran magnitud, como las más recientes finales de futbol, donde la escuadra femenil resultó campeona, y la varonil subcampeona, guarda inolvidables historias, además de que al llevar a los estudiantes a lugares recónditos y de gran valía histórica ha contribuido a su completa formación académica.
En entrevista para Gaceta Políticas, el profesor José Refugio Arellano Sánchez, quien considera a la sociología como una ciencia viva, resaltó que el conocimiento no sólo se adquiere en las aulas sino en la realidad. De ahí la necesidad de llevar a los jóvenes al encuentro de ésta.
La enseñanza en la Facultad, precisó, nos da las herramientas, conceptos, metodologías y técnicas necesarias para que en una o dos semanas, los estudiantes conozcan de la situación de una comunidad o una institución, observen cabalmente, consideren las variables ligadas a un problema, conceptualicen y puedan plantear soluciones. En esas estancias ellos aprenden a capturar información, generar datos, hacer entrevistas cualitativas de investigación, desglosar conceptos y elaborar informes y diagnósticos reales, lo cual se logra gracias a la movilidad que brinda el camión del plantel.
Cuando salimos, externó, el autobús de la Facultad se convierte en la institución; por tanto, además de que existe un reglamento, todos debemos comportarnos como universitarios responsables y con ética profesional intachable, pues el camión donde nos transportamos representa a la Facultad; aún más, esta unidad es la universidad en llantas, la que nos da seguridad y a la que debemos respeto.
El transporte oficial de la institución, afirmó por su parte la internacionalista Cristina Rosas, me permitió llevar a un amplio número de grupos a la ruta del café, en Xico y Coatepec, pues los organismos internacionales de materias primas son un tema de relevante estudio, así como a la Central Nuclear Laguna Verde, en Veracruz, cuyo objetivo fue que verificaran la importancia de la energía nuclear como proveedora del 5% de la electricidad del país, y acercarlos al análisis de los usos pacíficos de ésta, porque si bien existe un riesgo potencial de accidentes, pudieron observar el trabajo que la comunidad del mundo ha desarrollado en sistemas de seguridad en dicha área.
En las ciencias sociales es fundamental impulsar las prácticas de campo, pues cumplen con un doble propósito, subrayó la docente. El primero es complementar los objetivos del curso y el segundo brindar a los estudiantes la oportunidad de comparar lo que leen teóricamente, con los hechos materializados en la realidad, y efectuar un análisis crítico, con conocimiento de causa.
En palabras de Gerardo López Salvador, chofer del autobús del plantel, llevar a los estudiantes a sus prácticas es algo muy “padre”, pues “se da una convivencia muy buena donde todos disfrutamos sanamente”.
¿Han tenido alguna situación de emergencia? La verdad, no. Hay un protocolo de seguridad: siempre se revisan los camiones y antes de salir se hace una evaluación completa: frenos, mecánica y todo lo necesario para evitar percances.
José Luis González Hernández, quien tiene el nombramiento de oficial de transporte especializado y lleva ya 20 años en el puesto, afirmó que trasladar a los alumnos a sus prácticas de campo es una labor que realiza con verdadero gusto.
“He conocido a muchos alumnos; incluso, el día de hoy puedo decir con satisfacción que he encontrado a servidores públicos que están en el gobierno o en otras dependencias de la UNAM, o en particulares, que al encontrarme me recuerdan y me dicen: ‘Ah, con usted fuimos a tal práctica’, y me da alegría”.
El gran reto de transportar personas es mantener su seguridad; es una responsabilidad y un compromiso que debemos tener muy presente; cada estudiante y profesor tiene una familia que pone en nuestras manos a un preciado miembro suyo; de ahí la exigencia de hacer las cosas bien. Por fortuna, hasta hoy no hemos tenido ningún accidente.
Yo he viajado con los estudiantes y permanecido con ellos hasta 10 o 12 días en Zacatecas, Villahermosa, Aguascalientes. Hemos estado en Palenque, San Cristóbal de las Casas y otros lugares, y no nada más nos transportamos en un autobús, sino convivimos al comer, al conocer los sitios visitados, al estar cerca de los problemas reales, lo cual crea un acercamiento más directo con los jóvenes, pero también una responsabilidad más grande con la que hemos cumplido hasta ahora, enfatizó José Luis.
El primer camión en el que se realizaron las primeras prácticas de campo para los alumnos de la Facultad ya no existe, se dio de baja. Hoy en día son tres los autobuses en existencia, pero sólo se usan dos; el más antiguo es un Dina Olímpico, modelo 1984; el segundo es un Dina Dorado, año 1993, y el tercero es un Mercedes 2005, color azul, que se empezó a utilizar en la Facultad a partir de 2017, el cual destaca por su diseño imponente y lo cuidado que se mantiene.
Su color azul profundo, con detalles dorados, proyecta elegancia; cuenta con asientos espaciosos y acolchonados, y sus grandes ventanales brindan una amplia vista, mientras que su estructura es robusta, lo cual garantiza un viaje seguro y confortable.
Es vital mencionar que las prácticas de campo, con el servicio de estos autobuses no se realizaron en la administración pasada, por lo que las actividades de este tipo se efectuaron con el auxilio de transportes externos al plantel.
Jatzua Hernández Aranda, estudiante de octavo semestre de la carrera de Antropología, ha participado en cinco prácticas de campo a lo largo de su formación académica. En particular recordó su más reciente experiencia en Veracruz, a la que calificó como una verdadera oportunidad para aplicar conocimientos en un entorno comunitario. Efectuada en noviembre de 2024, durante su séptimo semestre, formó parte de las tareas de la materia Técnicas de registro, impartida por la doctora Verónica Bravo Almazán.
Durante la estancia, el grupo visitó diversas zonas arqueológicas, muchas de las cuales actualmente se utilizan para la siembra, debido a la escasez de recursos en la sierra. En el centro ceremonial donde acamparon, Jatzua y sus compañeros llevaron a cabo excavaciones y exploraciones en cuevas, además de descubrir pinturas rupestres y recorrer una laguna cercana. La convivencia con la comunidad fue una parte fundamental de la experiencia, pues tuvieron que adaptarse a vivir con lo mínimo y compartir espacios con los habitantes locales.
Uno de los momentos más impactantes de la práctica ocurrió cuando, durante una excavación, encontraron los restos de un hombre que llevaba desaparecido 10 años y cuya familia aún lo buscaba. Este hallazgo, además de ser significativo en términos arqueológicos, puso en perspectiva la importancia ética del trabajo antropológico. Otra anécdota peculiar fue la visita a una cueva convertida en un bar subterráneo de tres niveles, cuyo dueño aseguraba haber presenciado avistamientos ovni.
Sobre esta práctica, Jatzua destacó el apoyo y la hospitalidad de las personas originarias, en especial de Ángel, un habitante de Zentla, quien ha colaborado con su profesora a lo largo de los años. Además, la práctica les permitió conocer más sobre la producción de café y caña de azúcar, actividades económicas esenciales en la región.
Para el alumno, este viaje reafirmó la importancia del respeto en el manejo de restos arqueológicos y fortaleció su capacidad de adaptación. Aunque hubo desafíos, la experiencia fue enriquecedora y le permitió reflexionar sobre los límites personales en escenarios de campiña.
Él mismo, pero también los profesores y trabajadores entrevistados reconocieron como un acierto, que en una Facultad como la nuestra y con las licenciaturas que se imparten, las prácticas de campo, que guardan historias inolvidables de aprendizaje y han sido la semilla de varias tesis, se mantengan, así como la necesidad de que éstas sean retomadas con el servicio de los propios autobuses del plantel, esos “pumas” de cuatro llantas que también nos representan como universitarios.