Alteración a los ecosistemas, origen de la enfermedad que padecemos

Foro 2020. Lecciones de la pandemia. Fotografía: Montserrat Camacho| Gaceta Políticas
El origen de la Covid 19, esta enfermedad que padece la humanidad en la actualidad, tiene que ver con la alteración de los diversos ecosistemas, pues las actividades humanas han afectado tres cuartas partes de la superficie terrestre y dos tercios del océano. Además, los cambios en el uso del suelo, que acercan a la fauna silvestre, los animales domésticos y los seres humanos, facilitan el surgimiento y propagación de padecimientos, incluidos los provocados por nuevos tipos de microorganismos.
Por ello, replantear el rumbo de nuestra relación con la naturaleza, la educación, la ciencia, la investigación y la comunicación pública de la ciencia, son tareas pendientes que la humanidad debe atender. Así lo aseveró el doctor Rafael Ojeda Flores, médico veterinario zootecnista de la UNAM, al participar en el Foro 2020. Lecciones de la pandemia, organizado por Fundación UNAM.
Indicó que los virus, bacterias y una enorme diversidad de microorganismos han jugado un papel fundamental en la vida en la Tierra; de hecho éstos son esenciales para los ecosistemas y la salud humana, pues la enorme mayoría son inofensivos; no obstante, algunos microorganismos como bacterias y virus patógenos o protozoos parásitos pueden tener efectos negativos importantes para la salud de animales, humanos y no humanos, ya que pueden transformarse rápidamente, lo que les permite trasladarse de animales a seres humanos y generar males infecciosos emergentes con importantes impactos socioeconómicos, como actualmente se está viviendo.
El doctor Ojeda destacó que la noción de que las especies silvestres albergan y participan en la trasmisión de enfermedades puede llevar a un temor poco fundamentado hacia los animales domésticos vistos como silvestres, pues dependemos de la interacción con ellos; empero, éstos no deben estigmatizarse sólo como especies que albergan organismos patógenos.
El ponente también subrayó que el proceso de emergencia viral y de enfermedades infecciosas es muy complejo, está integrado por una gran diversidad de factores y etapas. En el caso del virus SARS-CoV-2, explicó que de las especies hospederas del mismo, pasa a nuevos hospederos, es decir, se concreta una transmisión interespecie, que en este caso llega al humano, aun cuando dicho virus ya es distinto al de origen.
Los primeros estudios se inclinaron a relacionar este virus con otros coronavirus con origen en animales, como el murciélago, lo cual creó enorme estigmatización de estos animales; sin embargo, éstos forman parte de especies biológicas, evolutivas y ecológicamente fascinantes, además de extraordinariamente importantes; de ahí la exigencia de preguntarnos ¿cómo interactuamos los humanos con los animales?
El expositor destacó que la posibilidad de que los patógenos pasen de los animales silvestres y domésticos a humanos, aumenta, debido a la destrucción y modificación de los ecosistemas naturales, al comercio ilegal o incontrolado de especies, a las condiciones antihigiénicas bajo las cuales se mezclan y comercializan.
“Para resolver estos problemas ambientales , de producción y de salud, se necesita implementar el pensamiento transdisciplinario y nuevos paradigmas y oportunidades de investigación; replantear la conservación, la salud pública y animal, la producción de alimentos y el manejo de los ecosistemas, así como el desarrollo de política públicas basadas en la ciencia”, concluyó Ojeda Flores.
Gran avance del conocimiento
El SARS-CoV-2, nombre del virus que provoca la enfermedad COVID-19, que apareció hace ocho meses en Wuhan, China, y que ha trastornado la vida de todos, ya suma 20 millones de personas infectadas y cerca de 750 mil fallecidos en todo el mundo. Los coronavirus infectan a una gran variedad de aves y mamíferos, incluyendo a la especie humana; y hasta 2019 se conocían seis diferentes tipos en humanos, explicó en su momento la doctora Susana López Charreton, del Instituto de Biotecnología de la UNAM.
Reconoció que a raíz de esta pandemia ha habido un avance del conocimiento poco visto a nivel internacional, pues ya se cuenta con 41 diagnósticos, 23 tratamientos y cinco vacunas en fase clínica. Esto ha permitido que se practiquen dos tipos de pruebas diagnósticas: la serológica y la molecular (PCR); la primera detecta, a través de anticuerpos, la presencia de antígenos del virus; y también se puede determinar si ya hay anticuerpos contra la proteína del virus; la segunda, altamente específica y muy sensible, permite localizar el genoma del virus, pero conlleva un proceso lento y costoso.
Susana López detalló que las pruebas serológicas rápidas detectan anticuerpos séricos, pero son poco sensibles y específicas, es decir, con baja capacidad diagnóstica. Las pruebas moleculares indican la presencia del virus; es decir, si tengo el virus, y las serológicas si tuve el virus.
Por su parte, el doctor Samuel Ponce de León Rosales, médico cirujano y académico der la UNAM, afirmó que la crisis sanitaria mundial es un tema que debe involucrar a todas las áreas de conocimiento por ser un desastre de la mayor magnitud, ya que ha tenido una violenta evolución, no hay ninguna inmunidad preexistente, no se cuenta con vacuna, y sobresale su elevada transmisibilidad y tasa de letalidad.
Resaltó que enfrentamos una catástrofe difícil de comprender en su magnitud, donde el control de la transmisión depende del control del transporte del virus: contacto, gotículas, vía aérea, es una pandemia que no terminará hasta tener inmunidad. Por ello, dijo, el desarrollo de una inmunidad colectiva creciente, las Intervenciones globales y nacionales de salud pública, los tratamientos útiles, las vacunas y el suero convaleciente, son elementos indispensables en el tratamiento de esta enfermedad que está modificado la vida en tiempo real.