Alertas contra la naturaleza
Por Roberto Iván Recinos Ruiz

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En el 5to Encuentro de internacionalistas universitarios realizado en la FCPyS, a cargo del Centro de Relaciones Internacionales, Sofía Daniela Fuentes, estudiante de la licenciatura de esta carrera, alertó acerca de las consecuencias ambientales y socioeconómicas del maíz transgénico en México.
Mencionó que la biotecnología moderna ha jugado un papel importante en la industria alimentaria y desde finales del siglo XX, gracias a la ayuda de la ingeniería genética, se han manipulado las características de los organismos mediante la introducción del ADN de uno dentro del genoma de otro, con la finalidad de obtener una combinación inexistente en la naturaleza, que además contiene características específicas, como mayor resistencia a las sequías, heladas o incluso a algunos productos químicos como plaguicidas o herbicidas, los cuales son conocidos como transgénicos u organismos genéticamente modificados.

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Dado que el tema de la cuarta sesión se denominó «Movimientos sociales, medio ambiente y resistencia», la alumna Fernanda Ariadne Rodríguez se refirió a “El Ártico y su derretimiento como señal de la crisis climática”. Apuntó que el cambio climático «provocado» es resultado del aumento de las temperaturas y del daño de dicho lugar, lo cual provoca consecuencias tanto a nivel regional como global, mismas que comprenden desde lo ecosistémico hasta lo geopolítico, incluido el impacto en nuestra vida cotidiana.
Destacó que el cambio climático es consecuencia de la intervención del hombre sobre la Tierra, acción que va de la mano de un sistema económico capitalista, sustentado en la acumulación del capital y una práctica extractivista, que requiere de recursos infinitos en un planeta que es finito.
En su turno, Gema Alicia Díaz sostuvo que la mayoría de las personas que están sufriendo los mayores efectos del cambio climático se encuentran en África, Asia, América Central y el Sur, y que sus efectos no sólo incluyen modificaciones de temperatura o eventos meteorológicos extremos, sino también genera un conjunto de relaciones de dominación y de explotación entre quienes poseen y hacen uso los combustibles fósiles y los que reciben los impactos de esta contaminación.

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Puntualizó que Madagascar, isla en el continente africano, es un claro ejemplo de esta injusticia climática, hecho que es sumamente injusto, pues mientras este país sólo ha emitido 0.01% de las emisiones globales de carbono, es uno de los más afectados por el cambio climático, lo cual muestra que las consecuencias más graves de la degradación ecosistémica recaen en los sitios y en las personas que históricamente han sido más vulneradas en el mundo.
En su momento, María Fernanda Chávez presentó la ponencia: “Apartheid climático en el desarrollo: reflexiones desde la (in)justicia socioambiental de las poblaciones negras en Nigeria”. Aseguró que el mundo actual se sustenta en una idea específica de desarrollo, que ha sido articulada por el proyecto de modernidad capitalista, colonialista, heteropatriarcal y racista, que ha conllevado, necesariamente, violencia, despojo, subyugación, marginación y subordinación humana y no humana, principalmente en el continente africano.