Agua, cuencas y relación bilateral

Comisionado Roberto Salmón Castelo. Fotografía: Rubí Jacinto | Gaceta Políticas
La rehabilitación de las cuencas del Río Bravo, Colorado y Tijuana, así como la modernización de sus sistemas de saneamiento y el abasto de agua a largo plazo, son los principales retos entre México y Estados Unidos, señaló el comisionado Roberto Salmón Castelo.
Particularidades de las cuencas
En la conferencia magistral, Retos y oportunidades en la relación México-Estados Unidos. Una mirada desde sus cuencas transfronterizas, Salmón, de la Comisión Internacional de Límites y Aguas entre México y Estados Unidos (CILA) de la Secretaría de Relaciones Exteriores, apuntó que históricamente las negociaciones entre nuestro país y el vecino del norte han sido difíciles en todos sus aspectos, y “envueltas en conflictos y cooperación”.
Con Estados Unidos, comentó, se comparten tres cuencas: Río Tijuana, Colorado y Bravo. Respecto a los dos últimos, la mayor superficie se encuentra del lado norteamericano; mientras que la mayoría del río Tijuana está del lado mexicano.
Esta distribución, continuó, obligó a ambos países a consolidar la firma de diversos tratados, con el objetivo de evitar conflictos por la distribución de agua; ejemplos de éstos son la Convención de 1906 y el Tratado de 1944.
¿Cuánta agua nos toca?
Referente a la distribución de agua, ambas naciones mantienen una relación cordial con la cuenca del río Tijuana, a pesar de que ésta tiene fallas en su sistema de saneamiento. Sin embargo, con las del río Bravo y Colorado, la situación es diferente. México recibe 74 (Mm2) anuales del río Bravo y mil 850 (Mm2) también anuales del Colorado y, en caso de extrema sequía se reducen las entregas a nuestro país. Por ello, cuando se retrasa la entrega del líquido se politiza el tema en los dos países, lo que se suma a los problemas de saneamiento, resaltó.
Factores que perjudican la relación
Tener un vínculo cordial con Estados Unidos en el tema del agua depende de varios factores: la economía, las diferencias culturales, el entorno físico y político, el crecimiento poblacional en la zona fronteriza, así como los sistemas legales diferentes. En este marco, se debe dar mayor importancia a la rehabilitación de las cuencas, modernizar los sistemas de saneamiento, modernizar y fortalecer los organismos operadores fronterizos y asegurar el abasto de agua a largo plazo.