1968: la fiesta antes de la tragedia
“Que vivan los estudiantes
Jardín de nuestra alegría
Son aves que no se asustan
De animal ni policía
Y no le asustan las balas
Ni el ladrar de la jauría
Caramba y zamba la cosa
¡Qué viva la astronomía!”
Me gustan los estudiantes de Violeta Parra

Caramba y zamba la cosa. El 68 vuelto a contar es el nuevo libro de Francisco Pérez Arce. Fotografía: Estefanía Sánchez| Gaceta Políticas
“A los padres de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa que nos hacen falta desde el 26 de septiembre de 2014”. Es esta la fuerte dedicatoria de Pérez Arce. Y no es casualidad. No olvida la razón de la presencia normalista en Iguala aquel día: su destino final era asistir a la marcha anual del 2 de octubre en la capital. La conexión entre estas tan emblemáticas tragedias es escalofriante, pero desnudan una verdad desoladora: se apilan las masacres a pesar de nuestros esfuerzos.
Es el pasado disfrazado de futuro. Iguala, como Tlatelolco, atestiguó la represión, “a sangre y fuego”, como refiere Saúl Escobar, del ejército mexicano. “Cientos de vidas fueron cegadas; ello marcó a una generación y al país entero”. Incluso, comentan, a quienes aún no habían nacido.
Pero el 68 fue más que la tragedia en México: fue un movimiento mundial. Era París, Londres, todas partes. “Era una protesta contra el autoritarismo y la represión”, comentó el autor. También se reclamaba la absurda guerra de Vietnam promovida por Washington. Pero también se hermanaron con los estudiantes estadounidenses, quienes alzaban la voz desde allá. Sin embargo, aunque el movimiento ya tenía proporciones globales, no se proponía ser una revolución; pero terminó por serlo.
Fue una revolución simbólica, transicional, de esperanza. También fue una revolución festiva. Significó liberación, amor y apertura. Era también, como lo dijo Saúl Escobar, “la fiesta hippie, la mota, el amor libre y la minifalda”.
El precio que se pagó en la Plaza de las Tres Culturas fue muy alto y jamás se olvidará, pero mucho menos se olvidará qué había detrás, qué se reclamaba y qué se quiso silenciar.