Posverdad: ¿renacimiento o decadencia?

Ricardo Raphael. Foto: Luis Segura | Gaceta Políticas
Analizar el fenómeno de la posverdad, circunstancia en las que los hechos objetivos influyen menos a la hora de modelar la opinión pública que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal, es complejo. Para comprenderlo necesitamos cuestionarnos: ¿Por qué habríamos de temerle y qué variables explican su emergencia?, así lo señaló el periodista Ricardo Raphael al participar en la conferencia La posverdad, en el marco del seminario de Análisis de Coyuntura de la Facultad.
La emergencia de la posverdad habría que observarla a partir de un cambio en las relaciones humanas y en la estructura de la comunicación. Además, es importante señalar que esta circunstancia lastima el fundamento de la democracia, porque ésta es una forma de vivir en sociedad que se basa en la evidencia, comentó.
El origen de esta construcción se debe al cambio radical de los métodos de comunicación que utilizamos los seres humanos. Un ejemplo de posverdad fue la grave mentira que el gobierno del expresidente estadounidense George W. Bush esgrimió en referencia a las armas de destrucción masiva que tenía Irak, con lo cual, sin evidencia palpable, engañó a la élite política y a la opinión pública, haciendo de la invasión militar a medio oriente un hecho justificado.
Este fenómeno, continuó, ha avanzado a lo largo de este siglo; pero ya desde la Edad Media los actos de fe y las convicciones religiosas fueron aceptadas sin ningún uso de razón. En ese sentido, las sociedades que carecen de pensamiento crítico son más afectadas por la post-verdad.

Ricardo Raphael y Angélica Cuéllar. Foto: Emanuel Reséndiz
Pero, de dónde proviene el desprecio por la evidencia, por la verdad, por el método científico al cambio, volvió a preguntar el ponente; “tiene que ver con un salto tecnológico que modificó las maneras de interactuar entre seres humanos, un cambio en el ecosistema de comunicación”, apuntó.
A la ciudad virtual, actualmente se puede acceder por diversas plataformas (celulares, computadoras, etc.) y crece con una dinámica propia que influye en lo que ocurre en la ciudad real. Así, una de las causas más interesantes para explicar la post-verdad es que el usuario no conoce la ciencia, señaló. “Estamos metidos en una ciudad real y una virtual con realidades distintas donde el usuario carece de paciencia; donde los medios de comunicación más tradicionales, los que deberían verificar y contrastar la información, ahora actúan con una inmediatez irreflexiva”.
Se rompieron las reglas de comunicación jerárquicas, verticales, ahora se vive una relación horizontal. Comentó que el monopolio de la voz se acabó, aquellos actores como políticos, policías o jueces ya no tienen la posibilidad de dar peso y gravedad a la información y ofrecerla a la audiencia, han sido desplazados.
Expresó que nunca antes se había tenido tanta libertad de expresión, es decir, hay una idea de que nuestra expresión por fin está siendo atendida, principio básico de la democracia, pero sólo nos comunicamos dentro de una esfera, con la mala noticia de que esa esfera no se comunica con la esfera de junto: “Ya no hay diálogo porque la ciudad virtual no es una polis sino un conjunto de feudos, con su propia dinámica y valores, en las que todo el tiempo se están reforzando sus creencias”.
Para Raphael, el umbral ante el que nos encontramos puede —como en las revoluciones importantes del pasado— resultar benéfico, un ejemplo de ello es el Renacimiento, o las consecuencias virtuosas de la Revolución Industrial; pero también perjudicial como en los regímenes totalitarios del siglo anterior, la barbarie de la inquisición medieval o los futuros apocalípticos y solipsistas de la ciencia ficción.