Atención a la violencia de género en la UNAM

Mónica González Contró, abogada general de la UNAM. Fotografía: Emanuel Reséndiz| Gaceta Políticas
El Protocolo para la atención de casos de violencia de género de la UNAM, puesto en marcha en 2016, ha permitido realizar un primer diagnóstico sobre dicha problemática en esta casa de estudios, señaló la doctora Mónica González Contró, abogada general e investigadora en el Instituto de Investigaciones Jurídicas, al participar en el coloquio Estudios sobre las mujeres y la igualdad de género.
De los casos atendidos, del 28 de agosto de 2016 al 8 de junio de 2018, destacan 484 personas que levantaron una queja; 458 presuntas agresoras, así como una porra que también se denunció por sus prácticas violentas, mencionó.
Recalcó que el “Protocolo es una herramienta que surge en aras de dar cumplimiento a lo establecido en el Acuerdo del Rector en el que se establecen políticas institucionales para la prevención, atención, sanción y tratamiento de casos de violencia de género en la Universidad”.
Con la información obtenida a través de denuncias, actas de hechos y casos reportados por el Subsistema Jurídico (SJ) de la UNAM, ha sido posible detectar los tipos de violencia presentes aquí: sexual, psicológica y física, principalmente; así como los vínculos entre la víctima y el agresor, cuya relación, por cierto, es de tipo personal, en su mayoría académica o laboral, informó.
Precisó que el acoso, abuso, hostigamiento sexual, discriminación, violencia de género, actos inmorales y violación siguen presentes. Por ello, visibilizar el Protocolo es una tarea constante dentro de las dependencias de la UNAM, pues esto permite que la cultura de la denuncia aumente, así como la recopilación de información sociodemográfica e interseccional y la colaboración interdisciplinaria con entidades especializadas.
Aclaró que la aplicación del Protocolo también ha enfrentado desafíos epistemológicos, estructurales, sociales y metodológicos. Por ejemplo, hay dificultades en la definición de conductas que constituyen violencia de género o la subjetividad en la percepción del daño, especificó. Así, a dos años de existencia, es fundamental complementar el Protocolo con otros instrumentos para lograr un diagnóstico integral, además de la sensibilización y difusión necesarias, y continuar con la capacitación de las operadoras del SJ en el fortalecimiento de la construcción de actas de hechos, entre otras acciones.
Finalmente, resaltó que se necesita trabajar en la prevención en las y los jóvenes. Hacer énfasis en que el respeto a la otra, al otro, es importante; en este sentido, un tema que debe abordarse es el consentimiento, pues vivimos en una cultura con terrenos muy ambiguos: “Los hombres no saben entender, porque no les han enseñado a entender que no es no y sí es sí, pero a las mujeres tampoco nos han instruido culturalmente a identificar cuando sí queremos, y a comunicarlo adecuadamente”; lo cual no ayuda a una cultura de las relaciones en libertad, y contribuye a la violencia de género.