México no es un Estado fallido sino incapaz

José Luis Méndez, académico del Colegio de México. Fotografía: Diana Rojas| Gaceta Políticas
“México no es un estado fallido, sino débil”. Así fue definido el estado económico-político actual del país por el profesor José Luis Méndez. investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos de El Colegio de México, en la mesa: Políticas públicas y régimen político en México, ¿Hacia un estado capaz o fallido?, presentada en nuestra facultad durante la Semana de la Administración Pública 2018.
El investigador consideró necesario exponer primero los conceptos básicos del tema, tales como: nación, Estado y gobierno. Ello con la finalidad de hacer comprender a la audiencia las bases que necesita una nación para llevar a cabo procesos políticos y económicos de manera satisfactoria, además de conocer hechos históricos que han marcado y marcan todavía el estado actual nacional e internacional, así como la influencia que se tiene por parte de las primeras civilizaciones.
Mediante dicha explicación, Méndez retomó la postura de James A. Robinson y Aron Acemoglu, acerca de la definición de Estado, cuya naturaleza es inclusiva, orientada al bienestar general, es decir, el Estado necesita ser un círculo virtuoso entre instituciones públicas y económicas, con políticas inclusivas; esto con la finalidad de que el Estado y la sociedad formen una coalición productiva e íntegra para la nación.
El profesor mostró dos estudios sobre la situación actual de México. El primero, realizado en 2017 por la organización Foud for Peace, presenta la competitividad global, a través del World Economic Forum. Según las encuestas, México se ubica en el lugar 123 de una lista de 137 países, situado por debajo de Gabón y al nivel de Nigeria y Honduras, considerado como el que más empeoró en dicho año, y uno de los más frágiles en el mundo.
El segundo estudio revela la satisfacción social a nivel nacional ante los gobiernos actuales. Esta encuesta, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), demostró que los programas implementados por el gobierno tienen como resultado una enorme insatisfacción por parte de la población, debido a que tienen desempeños pobres, y sólo 47% resultan satisfactorios
Ambas investigaciones son cruciales para comprender el panorama del país. Por un lado, la primera demuestra el decrecimiento económico, producto de la enorme corrupción y la baja recaudación fiscal; por otro, la desconfianza social, también provocada por dichos hechos, provoca un rompimiento en la relación productiva entre sociedad y Estado, que deriva en conflictos sociales no fructíferos para el desarrollo nacional.
A pesar de ello, Méndez estimó que no hay crisis economía de forma gráfica, por lo cual México no es como tal un Estado fallido, sino incapaz. Consideró necesario promover la acción colectiva entre Estado y sociedad, a través de la profesionalización, pues sólo con base en este parámetro se podrán llevar a cabo las funciones políticas de forma prudente y efectiva. Además, expresó que las reformas aplicadas deberán ser equilibradas entre los dos ámbitos ya mencionados, con el fin de garantizar una democracia representativa y una burocracia institucional positiva. Concluyó que dichas acciones serán un reto para el país, por lo cual es indispensable la concientización nacional.