La violencia digital por razón de género, ¿por qué debe importarnos?
Por Luz María Garay Cruz
Doctora en Ciencias Políticas y Sociales, FCPyS-UNAM

Luz María Garay Cruz. Foto: uv.mx
La violencia digital es un tema complejo, existen diversas definiciones y se han llegado a identificar más de 12 tipos de esta. En México la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia define la violencia digital como una modalidad específica en contra de las mujeres y señala que toda acción dolosa realizada mediante el uso de tecnologías de la información y la comunicación, por la que se exponga, distribuya, difunda, exhiba, transmita, comercialice, oferte, intercambie o comparta imágenes, audios o videos reales o simulados de contenido íntimo sexual de una persona sin su consentimiento, sin su aprobación o sin su autorización y que le cause daño psicológico, emocional, en cualquier ámbito de su vida privada o en su imagen propia debe ser considerado como violencia digital. También señala que deben ser considerados como tales los actos dolosos que causen daño a la intimidad, privacidad y/o dignidad de las mujeres, que se cometan por medio de las tecnologías de la información y la comunicación.
Los datos a nivel internacional y nacional indican que son las mujeres quienes viven experiencias de violencia digital relacionadas con su género, es decir, agresiones machistas, misóginas, sexistas y de índole sexual. La edad promedio en que ellas viven las primeras experiencias de esta naturaleza es a los 12-13 años, cuando suelen tener sus primeros teléfonos celulares y crean perfiles en distintas redes sociales digitales. A esta edad las adolescentes son muy vulnerables y pueden estar más expuestas a ciertos tipos de violencia digital como el chantaje.
Un dato adicional es que las chicas no suelen buscar ayuda u orientación con los adultos de su entorno (padres y madres de familia o profesores), porque suelen sentir vergüenza y culpa y eso las orilla a vivir en soledad, esta experiencia que les genera crisis de ansiedad y/o depresión.
El tema de la vergüenza y la culpa está muy relacionado con la denuncia. En general, las mujeres que han tenido experiencias de violencia digital no la denuncian por varias razones, la principal de ellas es la vergüenza; otra es por la descalificación que sufren cuando intentan exponer este tipo de agresiones que no se consideran reales o relevantes por suceder en los entornos digitales. Esto nos indica un desconocimiento de los
efectos negativos que suele tener este tipo de agresión en la vida de las mujeres.
La violencia digital forma parte de una barrera que las imposibilita a ejercer su derecho al uso de Internet y eso implica un detrimento en su ejercicio de derechos fundamentales como el de la comunicación, la información, la educación y por supuesto las posibilidades de su participación política para emitir su opinión o compartir datos sobre temas relevantes para sus comunidades o grupos de interés.
Un camino viable para prevenir la violencia digital es apostar por estrategias de alfabetizaciones digitales para el desarrollo de habilidades en distintos niveles (instrumentales, críticas y comunicativas) que favorezcan los procesos de apropiación tecnológica de las mujeres, el autocuidado digital y la reflexión sobre la importancia del tema en la vida de las mujeres. Esas propuestas deben considerar los contextos y condiciones de las mujeres, reconocer sus experiencias y sus conocimientos y ponerlos en común para buscar estrategias colectivas que las
beneficien.
El reto es seguir exigiendo políticas y programas de gobierno para erradicar la violencia por razón de género contra las mujeres y entre ellos es clave considerar a la violencia digital; es necesario visibilizar el problema y abrir espacios de reflexión y acción para que cada vez más personas tomen conciencia de cómo esta modalidad, sumada a otros factores, limita la participación de las mujeres en los espacios digitales.