Personas buscadoras, constructoras de paz
Por Selene J. Miranda Lara

Carlos Ramírez, Edgar Tafoya, Manuel Vázquez y Jaqueline Palmeros. Foto: David Cabrera.
Cuando hablamos de desaparición forzada, se considera que es obra del Estado, de los militares, de los policías municipales, de elementos de secretarías de seguridad estatales, de la guardia nacional, etcétera; pero, «¿quién desaparece por su propia voluntad? Toda desaparición es forzada».
Así lo sostuvo Jaqueline Palmeros, del colectivo «Una luz en el camino», en la charla: Personas buscadoras y desaparición forzada en México, y precisó: nadie no llega a su casa porque busque ser víctima de trata o reclutado por el crimen organizado; o cuando desaparece un niño no es porque quiere ser víctima de los pedófilos o de adopción ilegal.» Detrás de la desaparición hay crímenes aún más atroces”.
Al hablar de su hija, Jael Monserrat Uribe, quien desapareció en la zona de Iztacalco e Iztapalapa, y fue localizada sin vida en el Ajusco, durante la cuarta brigada regional, realizada en noviembre del año pasado, Palmeros informó que «en México existen más de 57 mil cuerpos sin identificar en los servicios forenses, por lo que no sólo atravesamos una crisis humanitaria de desaparición, sino una crisis de identificación humana».
, al tiempo que remarcó que las redes sociales han influido en la normalización de las desapariciones y la violencia de alto impacto en México.

Jaqueline Palmeros, madre buscadora del colectivo «Una luz en el camino». Foto: David Cabrera.
Señaló que todos los estados de la República tienen una comisión de búsqueda; no obstante, en su mayoría es omisa, negligente e indolente; por eso hay tantas buscadoras asesinadas, abundó, pero además, les pesa que evidenciamos su corrupción, colusión y actos de impunidad».
Jacqueline también cuestionó la falta de preparación y sensibilidad de las autoridades responsables. Tenemos una persona en derechos humanos que no tiene la más mínima humanidad, así como una comisionada nacional de búsqueda, quien fue impuesta y nunca ha salido a campo; la señora no sabe ni tomar una pala. Aún más, puntualizó, en este momento muchos colectivos nos encontramos en mesas con Gobernación, las cuales a veces nos parecen meras simulaciones. «Dicen que lo que no se habla no existe, y el Estado se niega a hablar y aceptar las desapariciones en el país».
Luego de aseverar que «las familias buscadoras son constructoras de paz en el país», Palmeros agradeció el interés de los jóvenes en el tema y destacó el acompañamiento de estudiantes universitarios, por estar «prestándonos sus ojos, sus manos, sus fuerzas, porque las mamás también nos cansamos. En esta brigada, informó, nunca habíamos tenido tantos solidarios, pero el día de ayer llegaron 110 universitarios de la Ciudad de México; «por eso hoy estamos aquí con ustedes!, les reiteró.
Jaqueline Palmeros apuntó que se requieren protocolos diferenciados de búsqueda, pues no es lo mismo buscar personas de la tercera edad, con discapacidad, de la comunidad LGBT+, etcétera. Finalmente expresó: «Por ahí dicen que mamá todo lo encuentra, hasta los restos de su hijo”.
Por su parte, Carlos Ramírez, del colectivo «Hasta encontrarles», compartió que busca a su hermano Ángel Ramírez, desaparecido el 29 de noviembre de 2019. Es un camino complicado enfrentarnos de inicio a la revictimización de parte de las autoridades, a la sociedad que criminaliza a quienes desaparecen. Ante esta situación, pidió el apoyo de la comunidad universitaria

Serena Chew hizo un llamado a los medios de comunicación «a no reproducir los discursos del horror que naturalizan la violencia». Foto: David Cabrera.
Al tomar la palabra, Serena Chew, del Centro de Estudios Sociológicos, externó que este tema no estaría en la discusión de no ser por las familias. Nuestro reto es dejar de reproducir conceptos que les incomodan a ellas. La desaparición siempre es forzada y el Estado siempre tiene una responsabilidad, sea esta cometida por él o por particulares. De igual modo, hizo un llamado a los medios de comunicación «a no reproducir los discursos del horror que naturalizan la violencia».
Asimismo, el diputado Manuel Vázquez, secretario de la Comisión de Derechos Humanos en la Cámara de Diputados, ex vocero y sobreviviente del asunto Ayotzinapa, compartió su experiencia: Nuestro caso (los 43) tomó una relevancia tan grande que las autoridades se apresuraban a atendernos, pero lo hacían muy mal; por ello, siempre me hice la pregunta: “si a nosotros, que tenemos visibilidad, nos atienden mal, ¿cómo lo harán con el resto de familias que nadie ve?”.
En su intervención, señaló la importancia de establecer una política transexenal y la necesidad de integrar a las familias a los procesos institucionales. Al respecto, explicó que busca una acción afirmativa para proponer que las familias de personas desaparecidas tengan posibilidad de tener cargos de representación popular.