Empoderamiento femenino a través del «rugby»
Por Edna Guadalupe Angulo Flores

Partido de Rugby. Foto: Diario El Salvador
Ante la conmemoración del 8 de marzo, las jugadoras del equipo de Rugby de la Facultad ofrecieron una charla sobre la pasión y disciplina que exige el deporte que practican, así como su visión sobre la lucha de equidad de género, la búsqueda de un mejor posicionamiento como mujeres, y sobre todo su afán de romper paradigmas en todos las líneas de la vida.
Las integrantes del equipo, conformado por Samara Yael Tuyú Salcedo, quien es seleccionada nacional de rugby; Delia Juárez Nolasco, ingeniera en sistemas ambientales; Mariana Hernández Cruz, artista plástica, y Paola Rodríguez Escobedo, economista, manifestaron que en este deporte, dominado por hombres, el cuerpo femenino se ha ganado su lugar, pues al practicarlo se desafían los roles tradicionales de fragilidad y obediencia, y se reivindica una narrativa de un acto de reapropiación de éste.
Alma describió que cada jugada de tacle, scrum, ruck es un reclamo de autonomía, ya que el cuerpo femenino no es meramente un objeto de contemplación o adoración, sino una evidencia de su fuerza, existencia y resistencia. Cada acción se torna una norma que desafía los estereotipos que domestican, se toman decisiones con firmeza, se miran los miedos a la cara con valentía y se crea una estrategia con el equipo, que se transforma en una red de apoyo que brinda fuerza mental; incluso, «hay permiso de mostrarte vulnerable, lo cual realmente ayuda a romper tus limitaciones».

Equipo femenil de Rugby de la FCPyS. Foto: David Cabrera
Samara agradeció a sus papás por su apoyo incondicional, en un mundo donde se ha minimizado a la mujer en roles de poder y liderazgo. A los 15 años, al encontrarse en un entorno lleno de cánones de belleza, fue la jugadora más chica en representar a México, y obtuvo medallas de oro y bronce, gracias a su papá, quien fue su entrenador, soporte emocional y porrista. Desde entonces se ha empeñado en creer y crear el sueño de jugar rugby a nivel internacional, ha figurado como árbitro número 2 y formado espacios seguros para las nuevas generaciones. También se ha topado con algunos sinsabores, que en lugar de acomplejarle le han empoderado, por lo que enfatizó la necesidad de que mayor número de mujeres tomen cada vez más roles de liderazgo y autoridad.
Mariana, por su parte, compartió su visión de continuar buscando y creando siempre escenarios donde se pueda seguir entrenando, romper esquemas y avanzar para seguir superándose. “Este cuerpo es mío y con él puedo cambiar la historia”, resaltó.
Paola; “Payo”, como suelen llamarle, capitana del equipo, apuntó que el número de mujeres en puestos directivos es reducido y también son menos propensas a entrar en ámbitos competitivos que son predominantemente masculino; de igual modo, añadió, son menos determinadas a elegir ascensos, pues «no se nos enseña a competir; aún más, la competitividad es considerada un rasgo masculino, sea en lo laboral, académico o deportivo». Afirmó que el practicar un deporte como el rugby apoya y enseña a las féminas a competir en un ambiente sano, dándoles empoderamiento.
Después de sostener que es falso que el rugby, al ser un deporte de contacto, es sólo por y para hombres, dados los estereotipos de fragilidad o delicadeza impuestos a las mujeres, las jugadoras enfatizaron que este deporte les ha otorgado la seguridad de las capacidades de su cuerpo y mente. «Cada vez es mayor el número de niñas interesadas en entrenar, por lo que tenemos la certeza de que, poco a poco, es posible seguir sembrando la consigna de que entre mujeres no existen roles y que las niñas no deben satisfacer, complacer o buscar la aprobación masculina.