Trump, representación exacerbada del patriarcado
Por Adriana Aimme Peñaloza Soto

Darren Decker / France-Presse.
Las mujeres, negros y grupos minoritarios son objeto de innumerables ataques de violencia y odio provenientes del gobierno federal, lo que afecta transversalmente a todos los ámbitos de la vida de las personas, afirmó Caroline Beer, profesora de la Universidad de Vermont, en la conferencia: Derechos de las mujeres en Estados Unidos en la coyuntura de las políticas de Trump.
Detalló que al perseguir la independencia política y económica de las 13 colonias de la monarquía inglesa, hacia finales del siglo XVIII, los padres fundadores de la potencia del norte proclamaban vehementemente: «es una verdad evidente que todos los hombres son creados iguales», no obstante, ésta es una declaración que propugnó una libertad e igualdad dirigida sólo para los hombres blancos y los heterosexuales con dinero, quienes moldearon política y socialmente el rumbo de un país donde se echó a andar la democracia con un estricto apego a los valores patriarcales.
Mujeres, esclavos, negros y nativos, puntualizó la investigadora, no tuvieron otra opción más que desplazar el molde para colocar sus propios anhelos y hacerse por la fuerza de un espacio dentro la esfera pública, arrebatándole al hombre blanco retazos del poder que había acaparado para sí mismo. De este modo, pequeños cambios sistemáticos a lo largo de los siglos habían permitido considerar a Estados Unidos como un lugar dual: por una parte, con un avance en el reconocimiento de la pluralidad étnica, sexual y a las ideas protegidas por la libertad; por la otra, la coexistencia, en la jerarquía social y política económica, del perfil del hombre blanco como detentador absoluto del poder.

Caroline Beer, Selene Romero Gutiérrez y Alejandra García Cruz. Foto: Derek Vargas.
Pero esto no es todo, añadió la interlocutora, el discurso racial se ha instalado con fuerza, las voces que claman la superioridad del hombre sobre la mujer se expresan sin recato alguno, la xenofobia se ha convertido en el mantra de muchos y la negación de la diversidad sexual nutre las violencias. La dominación, control, sumisión y opresión es el único camino que le espera al otro simplemente por existir; un camino diseñado por el hombre blanco para los demás. En este tenor, «Donald Trump es la representación exacerbada del patriarcado, no porque sea único en su tipo, sino porque en él se conjugan una serie de características y situaciones que hacen que sus acciones tengan un alcance exponencial, con repercusiones de alcance global».
La académica enfatizó que Trump asumió su segundo mandato como un hombre blanco, rasgo en común con el 99% de los jefes de Estado anteriores, exceptuando el periodo de Barack Obama. Igual que sus predecesores es adinerado, pero la particularidad que le distingue es que carece de filtro alguno, lo cual caracteriza de igual manera a su gobierno. Es un ser que fue capaz de asumir la presidencia con un largo historial de violencias hacia las mujeres, sin impedimento para expresar su racismo, xenofobia y decidido a imponer de nueva cuenta una binariedad rancia que no corresponde a la realidad de las sociedades, mucho menos a las necesidades de la sociedad estadounidense. La criminalización y prohibición del aborto nulifica el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo; de la misma manera el rechazo a grupos diversamente sexuales y de género dan libre paso a comentarios y acciones sexistas.

Los varones expresaron su interés en el tema.
Sumado a lo anterior, siguió la especialista, Trump y su equipo de gobierno han aprovechado y expandido la falsa retórica social que sugiere que desde hace décadas se viene aplicando un racismo inverso, donde los grupo minoritarios buscan desplazar a los blancos y apropiarse de posiciones de poder. Se atreve a afirmar que en materia de género los hombres son quienes más sufren, y son dejados atrás, arrebatándoles oportunidades y el acceso a un mejor futuro. El resultado de esta retórica quedó evidenciado en las estadísticas electorales de 2024, donde un 49% de varones jóvenes entre los 28 y 29 años de edad, le otorgaron su voto, pero no sólo ellos, sino también tuvo eco en latinos y negros, que piensan que por ser hombres se encuentran en una condición de desventaja.
Lo cierto es que las políticas de Trump van en detrimento de la libertad y la dignidad humana poniendo en peligro el futuro y bienestar colectivo; por ello, hay que resistir ante el viraje global de derechas que sólo representan la egolatría de la masculinidad hegemónica, finalizó Beer.