Retos de la divulgación y la enseñanza de la Historia en el presente
Por Erick Morquecho y Elizabeth Flores

Foto: Divulgación de la ciencia. Revista Anfibia.
Con un análisis del libro: Historia ¿Para quién?, obra que surge como homenaje y crítica al texto: Historia ¿Para qué?, en el cual escribieron Luis Villoro, Carlos Monsiváis y Carlos Pereyra, entre otros, arrancó el 6 de agosto el magno evento Jornadas académicas. Retos de la divulgación y la enseñanza de la historia en el tiempo presente, organizado, entre otros, por el Centro de Estudios Políticos de nuestra Facultad, la Academia Mexicana de la Historia (AMH) y el Instituto de Educación Media Superior (IEMS).
Al tomar la palabra, Noemí Juárez, del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana (INEHRM), y una de las autoras del libro examinado, sintetizó que el problema en el aprendizaje de la historia no tiene que ver con capacidades cognitivas, pues comúnmente se piensa que enseñar esta disciplina significa retomar el pasado y memorizarlo, pero no es así, razón por la cual es necesario replantear esta premisa. De hecho, las 14 especialistas que participaron en el trabajo presentado “repiensan la historia y rompen los paradigmas que rodean su enseñanza”.

Alberto Enríquez, Miguel Ángel Ramírez, Claudia Morales, Fernando Ayala, Lucía Gutiérrez y Noemí Juárez. Foto: Angélica Martínez.
En esta sesión expusieron Miguel Ángel Ramírez, coordinador del texto; Claudia Morales Escobar, investigadora del IEMS y Alberto Enríquez, profesor de la Facultad, así como Lucía Gutiérrez, también del IEMS, quien fungió como moderador.
La segunda conferencia del día versó sobre “Divulgación e imaginación de la historia”, espacio donde Mario Enrique Fuente, académico del Instituto Nacional de Antropología e Historia, al abordar el tema “El proyecto Wikipedia y su importancia en la divulgación del reconocimiento histórico”, puso en duda la veracidad de lo que encontramos en dicho sitio web. Del mismo modo, el ponente expresó una crítica al modelo de divulgación de la historia que utiliza lenguaje especializado y orilla a las personas a acudir a herramientas como ésta.
Por su parte, el escritor Edgar Krauss presentó la distinción entre una novela histórica (Ilíada) y una desarrollada en un contexto histórico (Cien años de soledad). Al respecto, advirtió que en ambos casos se debe hacer una crítica de fuentes, ya que estos escritos son un arma de doble filo, pues por un lado son grandes divulgadoras de la historia, pero al mismo tiempo tienden a contener errores en la contextualización.

Norberto Castro, Francisco Beltrán y Paulina Reyna. Foto: Fabian Mendoza.
En el segundo día de estas Jornadas, la historiadora Paulina Reyna, de la Facultad de Filosofía y Letras, presentó una ponencia sobre los planteamientos teóricos de la Escuela de los Annales y su impacto en los programas de estudio actuales. Explicó que ésta significó un giro historiográfico de gran trascendencia en el siglo XX, pues transformó la forma de escribir la Historia y consiguió importantes cambios en la manera de interpretarla.
Indicó que el contexto en el que se desarrolló esta Escuela influenció significativamente a los especialistas. Sumado a esto, la Primera Guerra Mundial, con sus millones de muertos y profundos procesos sociales, hizo imposible mantenerse indiferente al tema. Además, la transición de la hegemonía mundial de Europa hacia Estados Unidos provocó una pérdida de relevancia de la historia androcentrista y eurocentrista. En respuesta, los Annales reivindicaron la importancia de lo social y lo económico.
Detalló que en el panorama historiográfico de la época, dominado por la Escuela clásica alemana, los Annales comenzaron a preocuparse por nuevas cuestiones que realmente afectaban su tiempo; construyó la idea de una renovación teórica, atendiendo los conflictos contemporáneos de Europa y proponiendo nuevas temáticas y métodos. Por otro lado, para dar mayor difusión al conocimiento, los Annales emplearon nuevas e innovadoras ideas de comunicación, como redes académicas, que respondían a la necesidad de buscar y encontrar explicaciones claras a las hechos sociales. Así, empezaron a plantear una batalla contra el exclusivismo de la historia política y diplomática.
Agregó que los Annales plantearon nuevos campos de estudio y aumentaron las dimensiones de la historiografía, centrándose en temas sociales y demográficos, que hasta entonces eran escasamente explorados. Este enfoque permite a los expertos en el asunto mirar el pasado en su compleja totalidad y en sus múltiples interrelaciones, sin ignorar ninguno de sus aspectos. En este contexto, la expositora subrayó que aun cuando es necesario renovar los planes de estudio actuales, existen varios elementos rescatables en los existentes, y que este equilibrio es crucial para desarrollar programas que permitan a los estudiantes una comprensión más rica y matizada de la historia.
Uno de los puntos más interesantes de la ponencia fue la incorporación del espacio como un elemento básico en el análisis histórico. Mientras que en la historiografía tradicional el espacio era visto sólo como un escenario donde se desarrollaban los procesos históricos, para los Annales es un componente integral del proceso histórico en sí mismo. Este punto de vista permite una mayor profundización en los espacios y una revalorización de los aspectos geográficos.
Asimismo, Reyna Salazar subrayó la importancia de la diversificación de fuentes en la investigación histórica. En un momento en el que es muy difícil que los alumnos asistan a una biblioteca, es crucial reconocer que ellos también son parte de la creación del proceso histórico y que participan activamente en la construcción del conocimiento.
Por su parte, Norberto Castro López, licenciado en Antropología y doctor en Historiografía por la Universidad Autónoma Metropolitana, mencionó que la corriente de los Annales abrió las posibilidades de nuevos temas, objetos y sujetos históricos. Reflexionó en torno a la espacialidad, la temporalidad y la crítica marxista, revelando estructuras y transformaciones que desafían los paradigmas teóricos y corrientes historiográficas. También afirmó que el profesional de la Historia debe usar métodos rigurosos para reconstruir y tratar los hechos de la humanidad, validando diversas voces siempre y usando referencias de historiadores consumados.
Cabe resaltar que en el evento se hizo hincapié en la importancia de la reflexión crítica y la renovación continua en la enseñanza de la historia, con miras a que los programas de estudio evolucionen y reflejen tanto los avances teóricos, como las necesidades educativas del presente.