
El papel de las emociones en la propaganda política
Adela Mabarak Celis
Maestra en Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM
En toda campaña electoral los candidatos de los partidos juegan un papel importante en la configuración de las emociones de las personas que van a votar; por tal razón, en éstas se busca resaltar los segmentos que requieren mayor atención o tienen más demanda ciudadana, tales como tener acceso a la salud, la educación, los programas sociales, los proyectos financieros, las mejoras en la comunidad, etcétera.
Los aspirantes de cualquier partido buscan atraer los sufragios por medio de estrategias discursivas, pero también emocionales, para así ganar en las contiendas electorales; sin embargo, es importante saber escuchar a la ciudadanía, conocer realmente cuáles son sus necesidades y cumplir con ellas una vez que se haya ganado la disputa comicial; de lo contrario, las y los votantes pierden la credibilidad en el partido y en el representante del mismo, además de que se genera un descontento social que se refleja en el abstencionismo. ¿Quién puede tolerar una mentira o un engaño cuando se trata de una persona en la cual se ha creído y puesto todas las esperanzas e ilusiones? Esta práctica lleva consigo una gran desilusión, tanto a nivel individual como social.
Cabe destacar que las emociones en una contienda de este tipo se hacen presentes de manera recíproca entre los candidatos y la ciudadanía, pues los primeros buscan con su discurso político persuadir a las personas, y éstas a su vez, esperan que sus expectativas y demandas ciudadanas sean atendidas, a través de acciones por parte de los aspirantes.
Los partidos políticos buscan a toda costa no perder el poder. La cuestión es que se han llevado a cabo dinámicas que se han convertido en una tradición, tales como ofrecer dádivas, ya sea por medio de una cuota económica o regalos, encaminadas a que la colectividad vaya a los mítines mientras dura la campaña; empero, este tipo de acciones no asegura que los asistentes realmente voten por alguien en particular, simplemente acuden por la emoción pasajera de que recibirán tales obsequios.
La imagen de los candidatos es otra forma de influir en las emociones de la ciudadanía en un proceso electoral. Ante todo, debe existir una empatía entre unos y otros. Los colores, la forma de hacer un discurso político, la propia vestimenta y la manera de dirigirse a las personas son factores importantes para que éstas se sientan identifica- das con su representante. No obstante, cuando un partido gana, lo cierto es que la mayoría de las promesas no son cumplidas durante los mandatos, y esto trae como consecuencia una emoción o sensación de engaño y de malestar generalizado en la sociedad, principalmente porque se emitió un voto y se creyó en un parlamento, que lejos de hacer realidad lo que se ofreció en una campaña, se convierte en una artimaña, que con el pasar de los años trae un malestar político, económico y social en la ciudadanía.
Para que las personas crean en los mensajes políticos es necesario que los candidatos vean por las necesidades de una nación, estado u alcaldía; deben analizar e investigar a profundidad la situación imperante tal y como es; exponer argumentos honestos; verificar los escenarios en los que viven los habitantes, y evaluar las situaciones cotidianas a las que se enfrentan en el día a día.
Generar un cambio en las batallas electorales y conseguir que los ciudadanos crean en los candidatos políticos requiere romper con viejas estructuras y patrones que en la actualidad ya no conducen a un bienestar social, a una credibilidad por parte de los sectores menos favorecidos en lo económico, político y cultural.
Para que los pobladores vuelvan a creer que su voto fue otorgado al personaje correcto, y que el discurso del mismo es acorde a las situaciones que viven realmente, es fundamental dar una respuesta adecuada a cada una de las demandas planteadas; de lo contrario, sus emociones estarán cada vez más conmovidas, pues la afectación individual que se genera por miedos, temores e incertidumbres promueven un gran malestar en el individuo y en la colectividad, un círculo de emociones dañadas y una creciente desestabilización.
Por supuesto, esto también sucede porque las personas se percatan que no se establecen nuevas políticas públicas que generen un cambio real y coherente, acorde a las realidades que viven los diversos sectores de la población.
Los medios de comunicación también son un factor determinante en el trastocamiento de las emociones, sobre todo cuando se apegan al sensacionalismo, en lugar de dar información fidedigna acerca de un determinado candidato, señalar sus propuestas e incluso dar cuenta de sus incon- gruencias. En síntesis, los juegos de poder también influyen en las emociones de los votantes a la hora de las elecciones partidistas o presidenciales.