El conflicto entre Israel y Hamas

Adán Miguel Rodríguez Pérez
Maestro en Estudios en Relaciones Internacionales, UNAM

El día 7 de octubre de 2023 el mundo se sacudió cuando empezaron a verse las primeras imágenes de la invasión de Hamas (Movimiento de Resistencia Islámica) a territorio israelí, burlando las vallas de seguridad, físicas y digitales, que había construido Israel para separar a la Franja de Gaza del resto del territorio israelí. Además, vimos la matanza por parte de Hamas de civiles israelíes, que suman alrededor de 1,200 y más de 2,400 heridos, aunado a la captura de entre 155 a 200 rehenes, tantos israelíes como extranjeros (de acuerdo al gobierno israelí), o la versión de Hamas que los cifra entre 200 y 250. Sin embargo, a pesar de la envergadura de este acto, considerado por algunos países como Estados Unidos o la Unión Europea, como terrorista, no podemos dejar de lado que ésta es una fase más de la escalada de violencia que vive el conflicto palestino-israelí, dentro de la antesala de un conflicto irresuelto desde 1947.

 

Hay que recordar que tras la Primera Guerra Mundial, el Imperio Otomano fue dividido y Gran Bretaña se quedó con el control del territorio de Palestina, Transjordania e Irak. Para 1916 y 1917 se comenzó a permitir la migración de los judíos hacia Palestina, con la llamada Declaración Balfóur. Después, luego de una serie de revueltas palestinas y luchas radicales por parte de los judíos (tras el Holocausto), en 1947, bajo la resolución 181, se decide crear en Palestina dos Estados: Israel y Palestina, bajo administración de la ONU.

 

En realidad nunca se consolidó la idea de un Estado Palestino, sólo la independencia de Israel en 1948. Se dieron cuatro guerras árabes israelíes; dos Intifadas (1987 y otra en 2000); negociaciones como los Acuerdos de Oslo de 1994, pero nada logró solucionar el problema frente a la falta de una negociación real, donde la comunidad internacional, sobre todo Estados Unidos, presionará a Israel para cumplir con los Acuerdos de Oslo. Más bien se reforzaría la posición de colonialismo y construcción de asentamientos judíos en Cisjordania y la política de considerar a Gaza una franja bloqueada por mar y aire: la cárcel al aire libre más grande del mundo, donde de acuerdo con la ONU, el 40% de la población está desempleada y el 60% vive de la ayuda humanitaria.

 

La invasión de Hamas también se ve a la luz de los cambios geopolíticos regionales y de las múltiples guerras que ha lanzado Israel contra Gaza, desde que en 2007 este grupo islamista tomó el poder y control de dicho territorio. En el caso de las operaciones israelís contra Hamas podemos citar Plomo Fundido en 2008, Pilar Defensivo en 2012, Margen Protector en 2014 y los múltiples enfrentamientos que se han agudizado entre 2019 y 2022.

 

De hecho, lo que observamos este año, y sobre todo desde que Benjamín Netanyahu tomó de nuevo el poder, es la división interna de Israel y la posición cada vez más conservadora y ultrarreligiosa del gobierno, con lo que las divisiones llegaron hasta los servicios de seguridad. Empero, este evento, que está generando una crisis humanitaria de gran envergadura, con el desplazamiento de la población gazatí hacia el sur de la Franja; el cerco israelí que impide el suministro de agua, alimentos, combustible y energía eléctrica; así como los continuos bombardeos de la aviación y el uso de armas químicas como el fósforo blanco, ya ha dejado alrededor de 2,400 palestinos muertos y más de 10,000 heridos. Es un conflicto que bordea una crisis regional, que Estados Unidos y la Unión Europea quieren evitar, viajando a los países árabes como Qatar, Egipto o Arabia Saudita, para que medien y se logre resolver tanto el tema de la crisis de los rehenes, como un posible alto al fuego. Sin embargo, las tensiones continúan y hay actores como Irán y grupos afines como el Movimiento Hezbollá, en Líbano, que amenazan con desestabilizar aún más a una región clave para el suministro energético y punto de acceso a rutas comerciales, marítimas y terrestres.

 

No obstante, dentro de los distintos hechos que vemos día a día, uno más se ha dado el 24 de octubre, cuando el Secretario General de la ONU, António Guterres, en el CSONU, condenó los ataques de Hamas contra Israel, pero a su vez señaló que ello es consecuencia de la asfixia que desde hace 56 años padece el pueblo palestino. Esto ha generado una crisis diplomática sin precedentes entre Israel y la ONU, pidiendo tanto el representante de Israel ante dicho organismo como el Canciller israelí, Eli Cohen, la renuncia de Guterres, culpándolo de apología del terrorismo. Además, Tel Aviv decidió revocar las visas humanitarias a funcionarios de la ONU para que entren a Israel y a la Franja de Gaza. Israel, sin embargo, debería recordar que no cumple con las resoluciones del CSONU, ni de la Asamblea General, ni de la Corte Internacional de Justicia, y que la ONU, como garante de la paz y seguridad internacional, debe velar tanto por el pueblo israelí como por el palestino.