América Latina en proceso de transición

Álvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia, acompañado de Angélica Cuéllar Vázquez, titular del plantel, habló de los desafíos a futuro que enfrenta América Latina. Foto: Emanuel Reséndiz
El ciclo progresista en América Latina significó el primer quiebre en la lógica neoliberal del mundo, con éste comenzó a plantear políticas de apertura al comercio y de protección al mercado interno, de regulación salarial, de distribución de la riqueza y ampliación de los mercados internos junto con la ampliación de las exportaciones, un debate sobre libertad de proteccionismo que América Latina inició hace 15 años y que el mundo está empezando a discutir.
Hoy, cuando los gobiernos conservadores retoman el poder en algunos países de América Latina, vuelven a plantearse un regreso a las políticas de libre mercado cuando el mundo está debatiendo una mezcla de proteccionismo con libre comercio, “retoman políticas proteccionistas que actualmente están en debate como proyecto de sociedad a futuro”.
Así lo señaló el Vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, al participar en la conferencia Desafíos de los procesos de transformación en América Latina y el Caribe: Una mirada desde las Ciencias Sociales, en el marco de las actividades del congreso PreALAS 2017, acompañado de la doctora Angélica Cuéllar Vázquez, directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, realizado en el auditorio Ricardo Flores Magón.
Expresó que en la actualidad nadie apuesta por políticas proteccionistas o de libre comercio en su totalidad sino por ambas de acuerdo el contexto, ya que optar por una sola vía es un suicidio.
Resaltó que cuando se habla del fin del ciclo progresista en América Latina es adelantarse a la historia y olvidarse del sujeto que escribe ésta; es hablar del fin de la historia desde las izquierdas, un discurso que estipula que ya no hay nada qué hacer, pero dónde queda la capacidad de transformación de las personas, “el destino de América Latina no está definido”, comentó.
En ese sentido, señaló que siempre habrá procesos de conspiración a los procesos revolucionarios para quebrarlos, por ello se deben de construir procesos revolucionarios que no sean tan vulnerables en lo económico, social, con una reforma moral y democrática. Elementos que permitan mantener un proceso revolucionario fuerte.
Así, los gobiernos progresistas y revolucionarios son un conjunto de transformaciones económicas, políticas, sociales, que han impactado en las ciencias sociales, ya que se retomó el estudio sobre los movimientos sociales –nuevas formas de lo social-; sobre la crisis del Estado, éste visto como movimiento y no sólo como dominación o monopolio sino “Estado como idea, conocimiento, modelo del mundo”, mencionó.
Otros estudios que surgieron a raíz de los procesos que se han desarrollado en América Latina, dijo están enfocados a las clases sociales, donde se reconfigura la clase dominante y se habla de la mezcla entre clases; un cuarto estudio es referente a la mutación de los procesos económicos, por ejemplo: el surgimiento de nuevas modalidades de capitalismo o las medidas que los gobiernos progresistas han puesto en marcha para frenar el extractivismo.
Sobre la enseñanza que deja la práctica Latinoamérica para la transición, mencionó que ésta se debe ver desde diversos puntos; entre estos, la experiencia y contradicciones entre partido y movimiento social; el movimiento social y el Estado, en este punto recalcó que el movimiento político no debe tener como objetivo convertirse en el Estado sino diluirlo; democracia y lucha armada, en este punto enfatizó que la democracia requiere en momentos de “acción-fuerza” y la lucha armada no tienen legitimación sin un orden democrático; estas contradicciones con pocas vías de solución. Otras más son: base social y radiación; economía y política; necesidades sociales y medio ambiente, y universalismo y corporativismo social.