Danzando entre las cuerdas
Por Tamara Piñera

Cuarteto de cuerdas, EDDA. Foto: Karina Alavez
Fue en la explanada baja, frente al auditorio Ricardo Flores Magón de la Facultad, que el cuarteto de cuerdas, EDDA, deleitó a la comunidad estudiantil con un concierto de alrededor de una hora. Dicho colectivo está conformado por mujeres muy talentosas, pertenecientes a la Orquesta Filarmónica de la UNAM: Ekaterine Martínez Bourguet, en el primer violín; Alma Dayci Osorio Miguel, en el segundo violín; Erika Ramírez Sánchez, en la viola y, Beverly Brown Elo, en el violoncello.
Los asistentes llegaron 10 minutos antes de que iniciara la música, fueron tomando sus lugares en las escaleras del lugar, mientras los técnicos de sonido daban los últimos arreglos. Después de un momento llegaron las féminas; sacaron sus instrumentos, los acomodaron e hicieron pruebas. Todo estaba listo para que la muestra artística iniciara.
Fue Alma quien presentó al cuarteto y la primera pieza compuesta por Antonio Dvorák, originario de la República Checa. Esta composición es dulce e intensa, los instrumentos hicieron eco en la explanada, pero también en el cuerpo de cada uno de los presentes. Los ojos de los estudiantes se enfocaban en el movimiento de las cuerdas de los instrumentos, en las expresiones de las ejecutantes, en los sonidos dulces de los violines y la viola, en el retumbar envolvente del violoncello.

Talento y sensibilidad musical. Foto: Karina Alavez
La segunda pieza fue Adagio for strings, de Samuel Barber, compositor estadounidense, misma que envolvió al público en una atmósfera de nostalgia y cierta oscuridad, que contrastó perfectamente con la melodía tierna y divertida del principio. Alma mencionó que esta obra era tocada principalmente en funerales en la época de los años treinta del siglo pasado, debido a sus notas profundas y melancólicas. Explicó también que fue de tal grado su éxito en su época, que el autor pidió que no se tocara en su funeral, pues su deseo era ser conocido por sus demás composiciones.
Luego, el grupo femenino hizo que el público de la FCPyS aplaudiera al compás de una divertida y folclórica pieza española. Mostrando la versatilidad de su talento improvisaron el sonido tan particular de las castañuelas, de lo cual resultó una mezcla de culturas y sensaciones que los alumnos disfrutaron tanto, que no pudieron evitar el bailar en sus asientos; de igual modo, hacer pequeñas danzas al ritmo de la melodía fue una necesidad para aquellos que presenciaron el evento.

Disfrutando del concierto. Foto: Karina Alavez
Casi al final se escucharon dos composiciones modernas: A thousand years, de Christina Perri, y Rolling in the deep, de Adele. El público parecía más emocionado, cantaban, bailaban y gozaban de estas tonadas. Algunos grababan y sonreían mientras hacían algún movimiento con los pies o los dedos, imitando al cuarteto.
Finalmente, las artistas se despidieron; sin embargo, el público no quería dejarlas ir y en unísono pidieron una última pieza. Fue así como prestaron Viva la vida, de Coldplay, cerrando con un «viva la vida, viva la música», de la voz de Ekaterine, seguido de una reverencia de las cuatro mujeres. De inicio a fin recibieron aplausos, felicitaciones y agradecimientos de nuestra comunidad. Por su parte, los asistentes bailaron, cantaron, se deleitaron, pero sobre todo, danzaron entre las cuerdas del cuarteto EDDA.