La música y la cultura viven en la FCPyS
Por Karina Alavez y Denzell Small

OFUBRASS. Foto: Karina Alavez
La explanada baja de la FCPyS fue el escenario en el que OFUBRASS, quinteto de metales, integrante de la Orquesta Filarmónica de la UNAM, deleitó la tarde del 25 de octubre a nuestra comunidad con sus impecables interpretaciones.
Bajo la mirada de jóvenes, docentes, trabajadores y público en general, el grupo presentó su Primer Concierto Post-Pandemia; un conjunto de arreglos musicales diversos, tanto en temperamento, época y temas, que busca promover la cultura y la música, además de hacer comunidad entre iguales, bajo los preceptos del reencuentro, la memoria y la celebración posteriores al Gran Confinamiento.
OFUBRASS surgió en la primera mitad del siglo XX con el fin de fomentar el conocimiento y gusto por la música de cámara en el público en general, y explorar las posibilidades sonoras de los metales, a través de la interpretación de obras originales y de nuevas incursiones y adaptaciones que reflejen expresiones tradicionales y contemporáneas mexicanas.
Frente a los cálidos espectadores, los artistas, lidereados por el maestro Rafael Ancheta, interpretaron obras emblemáticas del Renacimiento; entre ellas Obertura de Egmont, del compositor alemán Ludwing Van Beethoven, donde recrearon los crescendos, réplicas instrumentales y melodías juguetonas que componen esta pieza, en la que las trompetas, tubas, trombones y cornos se ponen en sintonía, finalizan con un swing a ritmo acelerado y los instrumentos corean a una sola voz en un suntuoso final.
Giovanni Gabrielli, compositor del Renacimiento que trabajaba en un monasterio, y cuyos arreglos fueron hechos para tocarse dentro de una iglesia, por sus brillantes ecos sonoros, revivió, gracias a los enseres musicales de OFUBRASS, la Canzona Prima a 5. El público expectante escuchó entonces entradas en contrapunto, algo característico de la música de esa época. El sentimiento que despertó la regia pieza transportó hacia las caminatas aristocráticas de la Venecia de finales del siglo XVI; fue un convite polifónico que, claro, finalizó con una fina reverencia.

Quinteto de metales. Foto: Karina Alavez
En su recorrido musical, los visitantes también entusiasmaron a los alumnos del plantel con una de las melodías más populares: Pequeña Serenata Nocturna K525, de Wolfgang Amadeus Mozart, con arreglo de Robert King, que originalmente fue pensada para una orquesta de cámara con cuerdas.
El ritmo frenético de esta música hizo ecos a la primavera postrera, pincelando solos con trompetas, que representaron islotes de templanza y permitieron descansar por momentos del torbellino sonoro. Los presentes apreciaron este clásico popular.
Luego sonó la Suite para Alientos Número Dos en fa mayor, OP. 28 I, de Gustav Holt, que consta de cuatro marchas: la primera, titulada March, permitió al saxofón robarse el reflector, y recordó una cantata crisálida que danzaba al son de un saxofón meloso; la segunda, Song Without Words, fue un trayecto mucho más lento y atemperado, en el que se incrementó el uso del ensamble como conjunto, pasando por un cese sereno; la tercera, Song of the Blacksmith Dulce Fue, resultó un bombón; la cuarta: Fantasia on the Dargason, representó una conversación entre trompetistas y la tuba.
Cabe mencionar que los ensambles de metales del tipo de OFUBRASS nacieron en Estados Unidos como una forma de “experimentación” en el mundo de la música clásica. Hoy en día cuentan con prestigiados representantes como Canadian Brass.

Virtuosos de la música. Foto: Karina Alavez
El amplio repertorio de OFUBRASS incluye piezas nacionales como Jaripeo, del compositor oaxaqueño, Eduardo Aguilar, la cual fue seleccionada en 2016 como una de las 15 mejores creaciones en el Segundo Concurso Internacional de Composición SBALZ, realizado en España. El Jaripeo es una pieza con toques modernistas, abstractos, dadaístas, jazzísticos y con textura en los sonidos, que finaliza con notas caóticas y espasmódicas, pero armoniosas.
Finalizada la ronda de aplausos, Silvestre Hernández habló del quinteto e invitó a ver sus presentaciones en Sala Nezahualcóyotl; de igual manera, recordó a los presentes que los conciertos de la OFUNAM, los domingos, son transmitidos por TVUNAM.
Sonó a continuación la canción de Frank Sinatra: Fly Me To The Moon, con arreglo de Bart Howard, dándole un toque neoyorquino a esta eufonía instrumental, con sabores dignos de escucharse en una gran sala Art Decó.
Tras 40 minutos, el recital, organizado por el Departamento de Proyectos Culturales de la Coordinación de Extensión Universitaria de la Facultad, culminó con un Popurrí Oaxaqueño, arreglado por Alejandro Díaz Avendaño, quien regaló a los escuchas un viaje por la costa de este estado. También tocaron Las Mañanitas, por el cumpleaños del trombonista Alejandro Santillán

En concierto. Foto: Karina Alavez
OFUBRASS está integrado por Rafael Ernesto Ancheta y Humberto Alanís en las trompetas; Silvestre Hernández, en el corno francés; Alejandro Santillán, en el trombón, y Héctor Alexandro López, en la tuba. En su haber han grabado cuatro obras: dos arreglos de música mexicana y dos piezas de compositores mexicanos de este siglo, mismas que han tocado en recintos tan importantes como la Sala Carlos Chávez, y en distintos auditorios de diferentes facultades y escuelas de la Máxima Casa de Estudios.
Finalmente, y como “encore”, OFUBRASS tocó una pieza del musical romántico West Side Story, ideado por George Gershwin, conocido como María. No habiendo más que agregar, quedó claro que esta presentación es un ejemplo perfecto de cómo la música une, independientemente de credos, razas, religiones o sexos.
Los músicos recibieron nutridos aplausos que mostraron que dentro de las instalaciones de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales la cultura y la música viven.